El fundador de Apple y gurú tecnológico, Steve Jobs, que revolucionó el consumo electrónico con productos icónicos como el iPod, el Iphone o el iPad, falleció hoy a los 56 años.
Apple anunció su muerte en un comunicado en el que no especificó la causa del fallecimiento.
«La brillantez, la pasión y la energía de Steve fueron la fuente de incontables innovaciones que enriquecen y mejoran nuestras vidas. El mundo es enormemente mejor debido a Steve», dijo el consejo de administración de Apple en un comunicado.
Y su familia precisó que Steve «murió en paz y rodeado de los suyos».
«En su vida pública, se le conocía como un visionario. En la vida privada, disfrutaba de su familia. Estamos muy agradecidos a la mucha gente que ha compartido sus buenos deseos y oraciones durante el último año de enfermedad de Steve», indican sus familiares.
El anuncio -tan temido como esperado, ante los problemas de salud de Jobs en el último año- suscitó una lluvia de reacciones, desde el presidente de EEUU, Barack Obama, a millones de usuarios anónimos.
En un comunicado distribuido por la Casa Blanca, Obama rindió homenaje a alguien «entre los más grandes de los innovadores estadounidenses, lo suficientemente valiente para pensar de modo diferente, lo suficientemente osado para creer que podría cambiar el mundo y con el talento necesario para conseguirlo».
A la reacción del mandatario estadounidense se sumaron las de numerosas personalidades y cientos de millares de usuarios comunes y corrientes que acudieron a la red de microblogs Twitter para rendir homenaje a uno de los grandes ídolos del siglo XXI.
Jobs ejerció como consejero delegado de Apple hasta finales de agosto, cuando renunció por no «poder hacer frente a sus obligaciones», en lo que apuntaba a un empeoramiento de su salud y después de ocho meses de baja por motivos médicos.
El ejecutivo había superado un tumor de páncreas en 2004, un trasplante de hígado en 2009 y este año fue visto en centros para pacientes de cáncer, si bien nunca se confirmó que se le hubiera reproducido la enfermedad.
El 5 de enero Jobs aseguró en un comunicado que sus médicos habían determinado que sus problemas de salud tenían como origen un desequilibrio hormonal de tratamiento «simple y sencillo».
En 2011 se prodigó muy poco públicamente y reapareció para la presentación del iPad 2 el pasado mes de marzo, un evento en el que fue recibido con una sonora ovación y en el que se mostró extremadamente delgado.
La alta implicación de Jobs en el diseño y desarrollo de exitosos productos como los reproductores iPod o el teléfono iPhone, ha generado una imagen de dependencia que ha hecho cuestionarse al mercado si Apple seguirá siendo vanguardista sin su cabeza pensante al frente.
El pasado martes Apple desveló su nuevo modelo de iPhone, el iPhone 4S, en un acto conducido por Tim Cook, sucesor de Jobs, quien no acudió a la cita como solía hacer desde el debut en 2007 del revolucionario dispositivo.
Tras el anuncio de su fallecimiento, hoy las tres banderas en la entrada de la sede de Apple en Cupertino (California), una estadounidense, otra de California y una tercera de la compañía, ondeaban a media asta.
Carismático y visionario, Jobs había abandonado sus estudios universitarios en 1976 para fundar Apple ese año en un garaje de Mountain View junto con Steve Wozniak. Pero la abandonó en la década de 1980 debido al colapso de la empresa, aplastada por la competencia de las computadoras con el sistema de operación de Microsoft.
En ese momento creó Next Computer, que nunca fue un éxito comercial pero sentó las bases para su vuelta a Apple, donde se encargó del diseño de los iMac y, tiempo después, los iPod.
Desde 1997 fue el presidente ejecutivo de Apple, en una época en la que transformó la empresa en un gigante del sector tecnológico y en una de las compañías más rentables del mundo.
Uno de los empresarios más acaudalados de Silicon Valley, deja un patrimonio que, según los cálculos de la revista Forbes, alcanza los 5.100 millones de dólares.