El presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, se despidió ayer de Bruselas convencido de que en la zona del euro «se ha andado la mitad del camino» para salir de la crisis y calmar a los mercados, clave para la recuperación económica.
Zapatero se mostró satisfecho tras su último Consejo Europeo, una cumbre en la que ha coordinado la posición española con su sucesor en el cargo, Mariano Rajoy, y en la que se aprobó una estricta disciplina fiscal para los socios de la moneda única.
España no ha conseguido finalmente tener capacidad de bloquear el fondo de rescate que entrará en vigor el año próximo, el llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad, como tiene Alemania, Francia o Italia, petición que Rajoy había transmitido a Zapatero y que éste ha defendido en dos ocasiones ante los Veintisiete en esta cumbre.
Lógica
El presidente en funciones asumió la decisión de la eurozona como lógica, ya que se traslada el mismo método de mayorías que se aplica en el FMI. Zapatero explicó que Rajoy lo «ha entendido perfectamente». De hecho se congratuló de la agilidad que otorga a este mecanismo de «cortafuegos» y el prescindir de la necesidad de unanimidad para su puesta en funcionamiento.
Asumió que, a pesar del trabajo realizado en España, quedan reformas pendientes, y señaló que cuando se tranquilicen definitivamente los mercados podrá haber otros estímulos fiscales o monetarios, aunque ahora, insistió, no es el momento. «La luz, aunque sea lejos todavía, se ve al final y el primer paso es la recuperación de la confianza en los inversores; si la presión y la tensión en los mercados sobre la deuda soberana continua indefinidamente la recuperación económica, clave para que se cree empleo y pagar las deudas, será mucho más difícil», manifestó.
Zapatero además, defendió la necesidad de contar con «una intervención equilibrada» del BCE y auguró que el debate sobre un mayor papel del banco emisor europeo para poner fin a la crisis de deuda de la eurozona continuará en el futuro.