Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE aprobarán hoy el nuevo Tratado para reforzar la disciplina fiscal en la eurozona, una iniciativa abanderada por Alemania y el Banco Central Europeo (BCE) cuyo objetivo es tratar de recuperar la confianza de los mercados y frenar la crisis de deuda, y de la que se ha excluido Reino Unido.
Los Veintisiete discutirán además cómo complementar esta política de austeridad con medidas que sirvan para impulsar el crecimiento y reducir el paro. Pero no se espera que se aprueben medidas concretas en este sentido, más allá de lanzar un nuevo llamamiento a reformas laborales o redirigir a la lucha contra el desempleo juvenil los fondos europeos que todavía no se han gastado, que en el caso de España ascienden a 10.700 millones de euros, según los datos de Bruselas.
Menor tensión
La primera cumbre de líderes europeos de 2012 llega en un momento de menor tensión en los mercados. La inyección masiva de liquidez a tres años a la banca por parte del BCE ha logrado relajar la prima de riesgo de Italia y España en las últimas semanas, y ello pese a las rebajas de nota por parte de las agencias de ‘rating'. Pese a ello, la Comisión espera una «recesión moderada» en la UE durante el primer semestre del año.
El principal riesgo sigue siendo la situación en Grecia, que aunque oficialmente no está en la agenda de la cumbre, centrará probablemente buena parte de los debates. Atenas está a punto de cerrar un acuerdo con la banca según el cual ésta le condonará el 50% de la deuda, alrededor de 100.000 millones de euros. Este pacto iba a ser la base de un segundo rescate de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por valor de 130.000 millones de euros, según se acordó en octubre.
Sin embargo, el empeoramiento de la economía helena obligará a aumentar esta ayuda en al menos 15.000 millones extra, según los cálculos de los inspectores de la UE y el FMI.