El exguardia de un campo de exterminio nazi, el apátrida de origen ucraniano John Demjanjuk, de 91 años, murió en un asilo en la región alemana de Baviera, tras haber sido condenado a cinco años de cárcel por colaborar en el asesinato de 28.000 judíos.
Demjanjuk fue encontrado hoy sin vida en su habitación por el personal de un asilo de ancianos de la localidad de Bad Feilnbach.
Después de que un médico certificara su fallecimiento, el centró alertó a las autoridades de lo ocurrido y éstas han dejado el caso, de manera rutinaria, en manos de la fiscalía competente.
El que fuera colaborador de los nazis como guardián del campo de concentración y exterminio de Sobibor, en la Polonia ocupada, sobrevivió diez meses a la condena dictada por la Audiencia de Múnich en mayo de 2011.
La sentencia le encontró culpable de «complicidad en el Holocausto», «participación en la maquinaria exterminadora nazi» y complicidad en el asesinato de al menos 28.080 judíos del cerca de medio millón que fueron matados en Sobibor.
Sin embargo, los recursos presentados tanto por la acusación como por la defensa dejaron su caso abierto y pendiente de una resolución del Tribunal Supremo alemán, que, tras la muerte del condenado, dejará inevitablemente sin concluir el esclarecimiento definitivo de la participación de Demjanjuk en la maquinaria exterminadora nazi.
Su fallecimiento paraliza también definitivamente el proceso que tenía pendiente por su presunta participación, como guardia en el campo de concentración nazi de Flossenbürg (Baviera), en el asesinato de unas 5.000 personas.
El hecho de que la sentencia en su contra no fuera definitiva y su delicado estado de salud hicieron que el tribunal de Múnich decidiera suspender su ingreso en prisión y permitir a Demjanjuk residir en un asilo de ancianos, a la espera del veredicto del Supremo.
El criminal nazi emigró después de la II Guerra Mundial a Estados Unidos, donde vivió durante décadas sin ser reconocido, hasta que a mediados de los años 80 fue identificado y trasladado a Israel acusado de crímenes contra la humanidad.
En 1988 fue condenado a la horca en Israel como el supuesto «Iván el Terrible» del campo de Treblinka (también en la Polonia ocupada), pena revocada cinco años después al probarse que esa identidad correspondía a otro ucraniano, por lo que pudo regresar a Estados Unidos como un hombre libre.
Sin embargo, en mayo de 2009 y después de semanas de tira y afloja, las autoridades estadounidenses le retiraron la nacionalidad y concedieron su extradición a Alemania, donde pasó dos años en prisión preventiva antes de ser condenado.
Los largos meses del proceso contra Demjanjuk resultaron una tortura para todos los implicados, desde los pocos supervivientes que estuvieron presentes a sus familiares, pero también para el propio acusado, quien compareció en silla de ruedas o acostado en una camilla y que en ningún momento hizo declaración alguna.
El estado de salud del criminal nazi obligaba a la celebración de sesiones de no mas de 90 minutos y a repetidas suspensiones del proceso.
La principal baza de la acusación fue la hoja de servicios con el número 1393, según la cual Iwan Demjanjuk -su nombre antes de emigrar a EEUU, en los años 50- fue uno de los 120 «Trawniki» (guardas voluntarios) de Sobibor, a las órdenes de unos 60 oficiales nazis.
De acuerdo con ese documento, el procesado sirvió en Sobibor entre marzo y septiembre de 1943, cuando se desmanteló el campo, periodo en el que fueron asesinados ahí 28.060 judíos, cómputo algo mayor de los 27.900 estimados en la apertura del juicio.
Nacido en Ucrania en 1920, Demjanjuk fue capturado como soldado soviético en 1942 por los nazis y convertido en guarda de Sobibor tras ser formado para ese cometido en la localidad polaca de Trawniki, palabra que luego se usó como calificativo para los vigilantes.