El presidente de Mauritania, Mohamed Ould Abdelaziz, de 56 años, resultó herido de bala el sábado por la tarde, en circunstancias aún notablemente confusas y ayer fue evacuado a París en un avión-ambulancia tras una primera intervención quirúrgica en Nuakchot. Su vida, según fuentes mauritanas y francesas, no corre peligro.
Para desmentir los rumores sobre la gravedad de su estado de salud Abdelaziz apareció ayer por la mañana en la televisión mauritana tumbado en una cama del hospital militar desde donde declaró que la operación del sábado «fue un éxito gracias a la eficacia del equipo médico que la efectuó».
Escudo antiterrorista
Horas antes había sido el ministro mauritano de Comunicación, Hadi Ould El Mahjoub, el que compareció ante las cámaras para afirmar que el presidente estaba «ligeramente herido» de bala a causa de los disparos efectuados por error «por una unidad militar que no sabía que se trataba del cortejo presidencial», en referencia a que el incidente se produjo cuando Abdelaziz se trasladaba con su escolta desde Tidjikja, en el centro de Mauritania, donde posee una granja en la que suele pasar muchos fines de semana, hasta la capital Nuakchot.
Hasta ayer noche reinaba la confusión sobre cuántos disparos afectaron al presidente mauritano por el presunto «error» de un soldado, aunque parece claro que recibió al menos uno en la zona abdominal.
Abdelaziz llegó al poder en 2008 mediante un golpe de Estado militar -rápidamente reconocido a pesar de ello por la comunidad internacional- y luego organizó unas elecciones para permanecer en la presidencia.
Es, en la práctica, uno de los más firmes aliados de Occidente en su lucha contra Al Qaeda. Ha enviado varias veces a sus tropas a Mali para atacar allí en directo las bases de los terroristas.
Desde que ejerce la presidencia el Ejército mauritano dice haber abortado varios atentados de la rama magrebí de Al Qaeda contra embajadas extranjeras y contra el propio Abdelaziz.