El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, y los portavoces en inglés y español, Thomas Rosica y Jose María Gil Tamayo, respectivamente, han indicado que se esperaban las fumatas negras que han salido este martes y miércoles y que esto no es indicativo de divisiones entre los cardenales electores que están reunidos en la Capilla Sixtina sino que forma parte del proceso normal del cónclave ya que sólo han tenido lugar tres escrutinios y en el siglo pasado, sólo la elección de Pio XII fue positiva tras el tercer escrutinio.
«Más o menos, es lo que esperábamos», ha apuntado Lombardi en el briefing que se está celebrando esta mañana en el centro de prensa instalado en el Aula Pablo VI, al tiempo que ha explicado que el humo negro indica que aún ningún cardenal ha conseguido los dos tercios de los votos, es decir, la mayoría cualificada.
Lombardi ha señalado que estos meses desde que Benedicto XVI anunciara su renuncia hasta hoy se encuentran «en la fase decisiva» y ha asegurado que se está viviendo en la Plaza de San Pedro, que se transforma estos días en «la Plaza del mundo», donde se congregan tanto los ciudadanos romanos como peregrinos de todo el mundo para mirar la chimenea de la Capilla Sixtina esperando a que salga la fumata. De hecho, ha precisado que se ha congregado «muchísima gente, más gente de la que esperaba» lo cual indica a su juicio «la intensidad del momento».
El padre Lombardi ha recordado que las fumatas se realizan gracias a un dispositivo electrónico de la estufa moderna, que se introduce y permite que el humo dure unos siete minutos. Este aparato se utiliza además de la estufa tradicional, donde se queman las papeletas de las votaciones desde 2005.
Así, para conseguir el color negro de la 'fumata', la composición química de los fumógenos es perclorato de potasio, antraceno y azufre y para la blanca se usa clorato de potasio, lactosa y colofonia. La colofonia, llamada también «pez de Castilla», es una resina natural de color ámbar obtenida de las coníferas. Antes, para producir el color negro se usaba el nerohumo o la brea, y para el blanco, paja mojada.
Las chimeneas de la estufa y del aparato auxiliar se unen en un único conducto que desde el interior de la Capilla Sixtina desemboca cerca de la cumbrera de la cobertura del edificio. Para mejorar el tiro, las chimeneas se calientan con una resistencia eléctrica. Además tienen un ventilador de reserva.