La cárcel de Bagram, símbolo de la ocupación militar de las fuerzas internacionales en Afganistán, pasó ayer a ser controlada en su totalidad por el Gobierno afgano, que se hará cargo de los presos más peligrosos que aún alberga el presidio.
Después de varios retrasos, la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) culminó ayer la entrega a las autoridades afganas del mando de la prisión, ubicada en una base militar de EEUU próxima a Kabul.
«La transferencia del centro de detención es una parte importante en el proceso de transición de la seguridad a la fuerzas afganas», declaró el máximo responsable de la misión de la OTAN y de las tropas estadounidenses en Afganistán, el general Joseph Dunford.
Situada a unos 60 kilómetros al norte de Kabul, en la provincia de Parwán, el centro penitenciario alberga a muchos cabecillas de la insurgencia talibán, y ha sido utilizado como la mayor y más importante prisión de EEUU en Afganistán.
La cesión del mando de la cárcel de Bagram -cuyo nombre actual es Centro Nacional Afgano de Detención de Parwán- se produjo horas antes de la llegada a Afganistán de John Kerry, en su primera visita oficial al país como nuevo secretario de Estado de Estados Unidos.