El Parlamento británico no se decidirá sobre una posible intervención militar en Siria hasta que haya un informe de los inspectores de la ONU sobre el supuesto uso de armas químicas en ese país, según decidió el Gobierno del Reino Unido. El primer ministro británico, David Cameron, se vio obligado a cambiar de opinión sobre el voto de hoy en la Cámara de los Comunes, ante el rechazo de la oposición laborista a un ataque contra Siria sin un dictamen de Naciones Unidas.
Precisamente, horas antes la ONU había pedido tiempo para que sus inspectores en Siria puedan terminar de investigar las denuncias de un ataque químico. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aseguró que la misión de expertos capitaneada por el profesor sueco Ake Sellström está «trabajando duro» para investigar el ataque de la semana pasada a las afueras de Damasco.
Reunión
«Dejemos que acaben su trabajo de cuatro días», pidió desde La Haya el secretario general, mientras al otro lado del Atlántico se reunían a puerta cerrada los representantes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad para discutir una posible resolución sobre Siria. Dos horas de encuentro que volvieron a dejar patente la profunda división de los miembros del Consejo con poder de veto -EEUU, Reino Unido, Francia, Rusia y China- incapaces de acercar posiciones ante un borrador británico que propone el uso de la fuerza en Siria.
Desde Washington, el Departamento de Estado dejó entrever que las opciones de llegar a un acuerdo en el Consejo de Seguridad son escasas, de lo cual culpó a la «continúa intransigencia» de Rusia, por lo que EEUU continuará sus consultas y tomará las «acciones apropiadas» para responder «en los próximos días».
Mientras, los inspectores de la ONU retomaban sus investigaciones en la periferia de Damasco para intentar recabar pruebas que permitan confirmar de manera independiente el uso de armas químicas en el ataque de la semana pasada.