Los manifestantes antigubernamentales causaron este domingo el caos en varios distritos de Bangkok, donde al menos cinco personas murieron en los choques anoche y esta madrugada entre detractores y simpatizantes del Gobierno.
La policía disparó en varias ocasiones con munición de goma y utilizaron gases lacrimógenos y cañones de agua contra los seguidores de las protestas que trataron de asaltar la sede del Ejecutivo, protegida con varias filas de bloques de hormigón.
«Todos somos hermanos y hermanas. ¡Por favor, no tratéis de entrar!», gritaban los policías por megáfonos sin convencer a los asaltantes.
Los manifestantes por su lado lanzaron piedras y botellas contra los agentes y retiraron ayudados con cuerdas varios bloques que protegen la sede gubernamental, desafiando el agua con productos químicos que lanzaban los agentes, según pudo observar Efe.
Las autoridades informaron de que los policías fueron atacados también con explosivos caseros que no causaron heridos.
El grueso de las movilizaciones contra la primera ministra, Yingluck Shinawatra, se encuentran en el Monumento a la Democracia, aunque otros miles están en el Ministerio de Finanzas, el centro gubernamental en Chaeng Wattana y la zona comercial de Siam.
Varios centros comerciales, incluidos Siam Paragon y Central World, cerraron hoy debido a las protestas, mientras que colegios y universidades han anunciado que clausurarán las clases mañana.
La escalada de la violencia se produjo en medio del llamamiento del líder de las protestas, el ex viceprimer ministro Suthep Thaugsuban, a la «desobediencia civil» y a una huelga general para derrocar al Gobierno «corrupto e ilegítimo» y lo que denomina el «régimen» de Thaksin, el hermano de la primera ministra al que acusa de dirigir el país desde el exilio.
Al menos cinco personas murieron y medio centenar resultaron heridas en los enfrentamientos entre seguidores y detractores del Ejecutivo ocurridos anoche y esta madrugada en torno a la Universidad de Ramkhamhaeng y el estado Rajamangala, situados en la parte noroeste de la capital.
El Ejército tuvo que intervenir para desalojar a miles de universitarios que habían quedado atrapados en el recinto de la universidad.
Los «camisas rojas», legales al Ejecutivo, señalaron por su parte que cuatro de sus seguidores murieron en los choques, por lo que hoy suspendieron sus movilizaciones en el estadio Rajamangala.
De momento, las autoridades sólo han confirmado las muertes en la universidad.
La Policía tardó horas en restaurar el orden en al área en la que se encuentran Ramkhamhaeng y el estadio y donde universitarios antigubernamentales atacaron ayer a un taxi y un autobús con «camisas rojas».
Por su parte, los manifestantes antigubernamentales ocuparon un club de la Policía donde se encontraba la primera ministra, lo que obligó a su evacuación a un lugar secreto.
Las fuerzas de seguridad han dado la orden para desalojar el complejo gubernamental de Chaeng Wattana y el Ministerio de Finanzas, ocupados esta semana por miles de detractores del Ejecutivo.
Las manifestaciones para derribar el Gobierno de Yingluck Shinawata arrancaron en octubre y cobraron fuerza a finales de noviembre con la ocupación de ministerios para paralizar la administración, pero hasta el sábado habían transcurrido en general sin violencia, salvo actos aislados.
Las protestas antigubernamentales son las mismas que crearon las condiciones para el golpe militar incruento de 2006 que derrocó al Gobierno de Thaksin Shinawatra, el ex teniente general de la Policía y empresario multimillonario que vive en el exilio para evitar una condena de dos años por corrupción.
Los «camisas rojas» protagonizaron la ocupación del centro comercial de Bangkok entre marzo y mayo de 2010 para derribar el Gobierno del Partido Demócrata, ahora en la oposición, y que causó 92 muertos y más de 1.800 heridos.
El líder de la actual movilización antigubernamental, Suthep Thaugsuban, era viceprimer ministro en 2010.
Thaksin y su hermana cuentan con gran respaldo entre las clases bajas y las áreas rurales del noreste, mientras que gran parte de sus opositores proceden de las clases medias y altas urbanas y de sectores cercanos al Ejército y la monarquía.