Los candidatos presidenciales egipcios, el exjefe del Ejército Abdelfatah al Sisi y el dirigente izquierdista Hamdin Sabahi, depositaron ayer su voto en El Cairo entre la expectación de los electores que esperaban para sufragar.
Al Sisi, claro favorito en los comicios, acudió a votar tan solo veinte minutos después de la apertura de los colegios electorales en el barrio acomodado de Heliópolis, en el este de la capital.
En la escuela masculina Al Julafa al Rachedin, la llegada de Al Sisi causó un gran revuelo y los votantes que esperaban su turno intentaron acercarse al 'Mariscal' para saludarlo, según la agencia oficial Mena.
Tras abandonar el centro de votación, destacó que con estos comicios «el pueblo egipcio escribe su historia y futuro, y que todo el mundo es testigo de ello».
Sabahi
Por su parte, Sabahi votó en la primera de las dos jornadas electorales en el colegio de Sayeda Hadiga en el barrio de clase media de Mohandisin, en el oeste de El Cairo, donde esperó media hora en la fila de los electores.
El fundador de la Corriente Popular señaló antes sufragar a los medios que su «esperanza en Dios es grande» y que su objetivo es lograr «la justicia social, construir una democracia sana y reformar la administración del país».
En ese sentido, dijo que confía en la capacidad de los egipcios para elegir al candidato competente para gobernar el país, por lo que les instó a practicar su derecho constitucional. «Cada voto tiene un valor y fabrica el futuro del país, por lo que espero que el pueblo adopte la decisión correcta y haya una gran participación», concluyó.
También acudieron ya a votar en la capital el presidente interino, Adli Mansur, y el primer ministro, Ibrahim Mehlab. Mehleb reiteró la disposición de su Gobierno a actuar con una total neutralidad, transparencia y honestidad en el proceso electoral.
Cerca de 54 millones de egipcios están llamados a las urnas para elegir entre Al Sisi y Sabahi, en un duelo electoral desigual desde el principio.
Los Hermanos Musulmanes y sus grupos afines han pedido a sus seguidores la abstención en los comicios, que califican de «farsa», al igual que grupos juveniles como el Movimiento 6 de Abril, que consideran que no se da un entorno democrático.