El papa Francisco recordó ayer que el celibato no es un «dogma de fe» en la Iglesia católica, que hay sacerdotes casados en los ritos orientales y que «la puerta está siempre abierta» a tratar el tema.
Sin embargo, el Pontífice aclaró que «en este momento hay otros temas sobre el tapete» según la agencia italiana Ansa, que recogió las declaraciones del Papa a la prensa en su vuelo de regreso a Roma desde Israel.
«El celibato no es un dogma de fe, es una regla de vida, que yo aprecio mucho y creo que es un regalo para la Iglesia», consideró.
El pronunciamiento de Bergoglio viene días después de que se conociera que un grupo de 26 mujeres le escribió una carta para solicitarle una revisión de la disciplina del celibato, ya que han vivido o viven una relación sentimental con un sacerdote y querrían hacerlo sin ocultarse.
La Santa Sede no había hecho hasta ayer comentario alguno sobre esa misiva.
Muro de silencio
En ella, las que se dirigían al papa decían ser «un grupo de mujeres que escribe para romper el muro del silencio y de la indiferencia con el que nos topamos cada día. Cada una de nosotras mantiene, ha mantenido o querría mantener una relación sentimental con un sacerdote».
En la Iglesia católica de rito latino, el celibato eclesiástico, es decir, la renuncia al matrimonio y la promesa de castidad, es obligatorio para los sacerdotes desde el II Concilio de Letrán, en 1139. No lo es, por el contrario, en las iglesias católicas de rito oriental.
El predecesor de Francisco, el papa emérito Benedicto XVI, se mostró tajante sobre el papel del celibato en la Iglesia romana.