El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, instó ayer en Bagdad a la formación de un Gobierno «que represente a todos los iraquíes» para frenar el avance de los insurgentes, en plena lucha contra las fuerzas gubernamentales.
En una visita sorpresa a la capital iraquí, Kerry analizó con el primer ministro del país, Nuri al Maliki, el control rebelde de algunas provincias y el proceso de formación del nuevo Ejecutivo, tras las elecciones legislativas del pasado 30 de abril. En rueda de prensa, el jefe de la diplomacia estadounidense urgió a la creación de un nuevo gabinete que abarque a todas las fuerzas y prometió el apoyo militar de su país para luchar contra el terrorismo.
«Los líderes iraquíes deben moverse rápido y formar un Gobierno para tener el respaldo de la comunidad internacional», agregó. Kerry afirmó que, «cuando los chiíes, los suníes y los kurdos participen en elegir al Gobierno, Irak será más fuerte y seguro».
Paz regional
En ese sentido, pidió que se respete la fecha del 1 de julio para que el Parlamento iraquí escoja a su presidente y posteriormente al jefe del Gobierno, a lo que, dijo, se ha comprometido Al Maliki.
Kerry subrayó que el apoyo estadounidense a Irak será «fuerte y sostenido» y se basará en la cooperación en inteligencia, formación militar conjunta, dotación de armas y equipos de combate y envío de consejeros militares para el ejército.
Por su parte, Al Maliki advirtió tras la reunión en un comunicado de la amenaza que supone el conflicto en su país para «la paz regional y mundial» y pidió a la comunidad internacional que tome en serio esta crisis.
Ayer, al menos 71 presos murieron al asaltar hombres armados el convoy en el que eran trasladados en la provincia de Babel, a unos 110 kilómetros al sur de Bagdad, en un incidente en el que perecieron también dos policías y cinco atacantes.
El portavoz del Ejército iraquí, Qasem Ata, informó de que cientos de soldados y civiles han sido ejecutados por los insurgentes suníes desde el comienzo de la ofensiva hace dos semanas.
Sobre las fuerzas iraquíes pesan similares acusaciones, como las informadas por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que informó del hallazgo de treinta detenidos que supuestamente fueron ejecutados por guardias fronterizos antes de retirarse de la zona de Al Qaem, tomada por los yihadistas y ubicada en el límite territorial entre Irak y Siria.