Italia entró ayer en recesión, si bien en modo «técnico», al registrar la segunda caída trimestral de su Producto Interior Bruto (PIB), una situación de la que se sale, según defendió el primer ministro Matteo Renzi, continuando con más reformas que va a presentar para cambiar el país. El Instituto Nacional de Estadística de Italia (Istat) confirmó la reducción del 0,2 % del PIB durante el segundo trimestre en relación con el primero del año en curso.
De este modo, Italia, una de las potencias económicas de la Unión Europea (UE), suma ya dos trimestres consecutivos a la baja en relación con su PIB, lo que le sitúa en la «incierta» situación de «recesión técnica». Además de esta contracción entre el primer y segundo trimestre del 2014, el PIB italiano descendió también en términos interanuales, ya que cayó un 0,3 % en comparación con el mismo periodo del año anterior.
De este modo, el PIB italiano ha marcado el peor dato del segundo trimestre de los últimos catorce años, a pesar de las previsiones del Gobierno, que el pasado abril estimó un crecimiento del 0,8 % para este ejercicio. A media tarde de hoy y tras un huracán de críticas procedente de todos los grupos parlamentarios, el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, afirmó que estos datos negativos no deben acarrear pesimismo sino que los italianos deben mirar «con coraje y ganas a la realidad» porque el país «lo tiene todo para salir de la crisis».
Las reformas
En estos términos se expresó el exalcalde de Florencia en una carta dirigida a los parlamentarios que forman su Gobierno de coalición, integrado por partidos situados a ambos lados del centro ideológico. «En el año 2012 registramos un retroceso del 2,4 %, en 2013 del 1,6 y en los primeros seis meses de este año, un 0,3 %. Tenemos que invertir el sentido porque todo depende únicamente de nosotros, de nuestro trabajo en el Parlamento. Las reformas son la posibilidad concreta para impulsar la esperanza y el crecimiento», aseguró.
La Comisión Europea ha admitido que la caída del PIB en Italia retrasará la recuperación en el país transalpino y tendrá un impacto en sus finanzas públicas pero ha considerado demasiado prematuro adelantar su impacto concreto en el déficit a falta de una tendencia clara todavía en la evolución del gasto e ingresos fiscales en el país.