La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa conmemoró hoy en su sesión plenaria el 70 aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau con el testimonio emocionante y muy aplaudido de la superviviente francesa Ida Grispan.
Grispan, de 85 años, recordó cómo el 31 de enero de 1944, con 14 años, «unos guardias franceses vinieron a buscar a la pequeña judía» a las afueras de París.
Creyó que iba a volver a reencontrarse con su madre, pero viajó cuatro días en «vagones de ganado» hasta llegar al campo de concentración.
«Nos desnudaron y raparon al cero el pelo, las axilas y el pubis. Nos tatuaron un número en el antebrazo, nos dieron una ducha helada, harapos y una sopa asquerosa sin cuchara para cinco personas. Nuestra humanidad fue aplastada, me convertí en un número», relató.
Grispan, que nunca supo la suerte que corrió su madre, volvió a Auschwitz en 1988: «Me desmayé en la sala donde se conserva pelo cortado a los internos».
«Estoy aquí por un deber de memoria a todos los que no salieron de Auschwitz porque hay que darles, si no un nombre, su dignidad», concluyó en homenaje a todos aquellos que fallecieron en ese campo liberado el 27 de enero de 1945.
La presidenta de la Cámara, Anne Brasseur, elogió sus palabras y recordó que la organización paneuropea fue creada cuatro años después para evitar que se reprodujeran esas atrocidades.
«Solo fortaleciendo la democracia y el Estado de derecho, convirtiendo los derechos humanos en valor supremo, podremos impedir caer en esta locura inhumana y asesina», aseguró.
Los líderes del Consejo de Europa celebraron a continuación otro homenaje en la entrada a la sede del Consejo de Europa.
Mientras el secretario general de la organización, Thorbjørn Jagland, resumió su mensaje en un «nunca más», el ministro belga de Exteriores y presidente de su Comité de Ministros, Didier Reynders, dijo que Auschwitz simboliza todos los campos de exterminio nazis.
En el acto, que contó con la participación del embajador de Israel, Carmel Shama-Hacohen, y del presidente del Foro europeo de gitanos y nómadas, Gheorghe Raducanu, se depositó una corona en la estela que conmemora el Holocausto en el Palacio de Europa.