El magnate inmobiliario y precandidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que, si gana las elecciones y llega a presidente, mandará a los refugiados sirios de vuelta a su país.
«Si pierdo, supongo que se quedarán. Pero si gano, regresarán (a su casa)», dijo a la audiencia en un mitin celebrado anoche en Keene (Nuevo Hampshire), al alegar que puede que entre los refugiados se encuentren terroristas.
«Podrían ser miembros del Estado Islámico. No lo sé. ¿Alguna vez habéis visto una migración como esa? Son todo hombres, y todos parecen tipos fuertes. Hay muchos hombres, más que mujeres. Y me pregunto: ¿por qué no están luchando para salvar Siria? ¿Por qué están emigrando a toda Europa?», apuntó el magnate neoyorquino.
Entonces, Trump se refirió a la posibilidad de que los refugiados sean en realidad un ejército terrorista disimulado, que están entrando en Europa y otros países occidentales «sin identificar» y sin que se sepa exactamente de dónde provienen.
«Las tácticas militares son muy interesantes. Esta podría ser uno de los mayores estratagemas de todos los tiempos. Un ejército de 200.000 hombres quizás. O si envían 50.000 o 80.000 o 100.000... Es una posibilidad. No sé si es así, pero sería posible», indicó.
El pasado 10 de septiembre, el presidente de EEUU, Barack Obama, ordenó a su Gobierno que inicie los preparativos para poder acoger al menos a 10.000 refugiados sirios durante el año fiscal que comienza el 1 de octubre.
Se calcula que medio millón de personas han cruzado el Mediterráneo hasta Europa en lo que va de año, huyendo de la guerra en Siria y del resto de conflictos en Oriente Próximo.
Hace ya muchos, pero muchos años, un dirigente europeo se encontró con que en sus fronteras se agolpaban miles de refugiados que pretendían huir de la guerra y de un enemigo genocida... Sus consejeros económicos le dijeron que todo eran ventajas: por un lado se repoblaban ciudades y campos despoblados con lo que volverian a afluir los impuestos a sus exhaustas arcas. por otro lado se les integraría sin problemas como una corriente religiosa más. Pocos años más tarde, esos pueblos no solo no se habían integrado sino que cuando se pretendió que obedeciesen a los funcionarios estatales y pagasen impuestos se rebelaron contra la autoridad central pasando a sangre y fuego el territorio. El capítulo final tuvo lugar cuando el dirigente europeo fue quemado vivo junto a sus consejeros supervivientes a la batalla en que los "refugiados" aniquilaron su ejército. El dirigente era el Emperador Romano Valente, los "refugiados" eran los godos que suplicaron asilo huyendo de los Hunos, La batalla Adrianopolis (378 d.C). Menos de cien años más tarde el Imperio Romano de Occidente dejaba de existir...