El piloto que sobrevivió al siniestro del bombardero ruso Su-24 derribado ayer en Siria por las fuerzas de Turquía aseguró hoy que el avión ruso no violó en ningún momento el espacio aéreo turco.
En sus primeras declaraciones desde que fuera rescatado en territorio sirio, el militar ruso afirmó que, al contrario de lo que mantiene Ankara, la parte turca no realizó ninguna advertencia, ni visual ni por radio, según informaron medios locales.
Respaldo
El derribo ha sido justificado por el gobierno turco con dos motivos: porque violaba el espacio aéreo turco y como medida para proteger a los turcomanos en Siria, víctimas de bombardeos rusos.
Aunque el motivo formal del derribo fue la violación fronteriza (negada por Rusia), Ankara ya había advertido varias veces a Moscú de su preocupación por los bombardeos en una zona habitada por turcomanos, dentro de la campaña rusa en apoyo del régimen sirio y, en teoría, contra los yihadistas de Dáesh.
Los turcomanos son una minoría presente en varias regiones de Siria desde hace siglos y cuya cultura y lengua coinciden en gran medida con la turca de Anatolia, por lo que el Gobierno turco los considera «hermanos étnicos».
Con la pitada que se produjo en el minuto de silencio por las víctimas de París, antes del inicio del partido entre Grecia y Turquía, ya se ve hacia dónde van las simpatías de los turcos quienes, además, son gobernados por un partido religiosos musulmán elegido democráticamente. Meter a estos en Europa es la crónica de una muerte anunciada: la nuestra