El semanario francés «Charlie Hebdo», doce de cuyos trabajadores murieron en enero de 2015 cuando su redacción en París fue atacada por yihadistas por caricaturizar al profeta Mahoma, sembró esta semana la polémica por una viñeta sobre la muerte del pequeño Aylan Kurdi y la crisis de los refugiados.
Laurent Sourisseau «Riss», caricaturista y director de la publicación, aprovecha la reciente alarma por los abusos sexuales y robos masivos registrados la pasada Nochevieja en Alemania, entre cuyos presuntos autores hay peticionarios de asilo, para imaginar el hipotético futuro del niño sirio en caso de que su viaje a Europa se hubiera cerrado con éxito.
«¿Qué hubiera sido del pequeño Aylan si hubiera crecido? Acosador de mujeres en Alemania», señala el dibujo, en el que se ve una imagen del pequeño ahogado el pasado septiembre en las playas de Turquía junto a la de un par de jóvenes persiguiendo a varias chicas.
Las redes sociales se llenaron esta semana de críticas contra esa viñeta, en las que numerosos internautas, franceses y de otras nacionalidades, dijeron no entender el sentido de la ilustración y acusaron a la revista satírica de racismo.
Las bromas sobre Aylan ya le habían costado el pasado septiembre un nuevo escándalo, después de que parodiara la imagen del pequeño, de tres años.
«La prueba de que Europa es cristiana. Los cristianos caminan sobre las aguas y los niños musulmanes se ahogan», decía entonces el texto de una viñeta que también firmaba Riss, actual responsable de la cabecera tras el asesinato de su anterior director, Stépahne Charbonnier «Charb», y de varios de sus dibujantes más emblemáticos, como el veterano Jean Cabut «Cabu».
Esta nueva sátira, no obstante, ha encontrado también defensores que aluden al particular humor de la publicación.
«La gente descubre que en Charlie Hebdo el humor puede ser negro y de mal gusto», ironiza un internauta, mientras que otros saludan su forma de denunciar «con fuerza» el racismo en contra de los refugiados.
En su editorial del pasado 4 de enero, con el que la revista conmemoró el primer aniversario de la tragedia, Riss ya subrayaba que «la muerte siempre ha formado parte del periódico», en primer lugar porque estaba amenazado de desaparición por razones económicas.
La portada con la que la pasada semana recordó lo sucedido mostraba la caricatura de un dios que va a la carrera con las manos manchadas de sangre y con un kalachnikov a la espalda, acompañado de la frase «Un año después, el asesino sigue corriendo».