A Ashley Murrel, la muerte de su marido, le ha cambiado la perspectiva de la vida. Todo empezó cuando su marido, Mikey, de 36 años, llegó a su casa de trabajar cansado. Ashley le reprochó el exceso de horas extras que hacía en el trabajo, iniciando una discusión que no se llegaría a solucionar. El aumento de horas era para que Mikey pudiera llevar a Ashley a Praga por su aniversario.
La mujer asegura que, cuando el marido volvió del trabajo, este no presentaba un buen aspecto. Y a la mañana siguiente, presagió un mal augurio cuando lo encontró con la misma postura con la que lo había dejado y salió inmediatamente a la calle a pedir socorro.
Ahora, Ashley exhorta a la gente que intentar solucionar los problemas antes de irse a dormir y afirma que «La vida es muy corta para irse a la cama enfadado y no pasar buenos ratos con tu familia».
Finalmente, la autopsia concluyó que Mikey había sufrido un ataque al corazón. Tantas horas de trabajo debilitaron su salud, asegura su mujer.