El Movimiento 5 Estrellas (M5S) en su calidad de primera fuerza política de Italia y la Liga, en su calidad del partido más votado en la coalición de centro-derecha que lidera Silvio Berlusconi al que han adelantado, han reinvidicado este lunes su derecho a formar el próximo gobierno, si bien ninguna de las dos opciomes supera el ansiado 40 por ciento que otorga la llave de la gobernabilidad.
La nueva ley electoral aprobada en 2017 busca primar la formación de coaliciones de gobierno en pro de la estabilidad en un país en el que desde 1945 ha habido un total de 65 gobiernos. Sin embargo, los resultados de este domingo no ofrecen una opción de gobierno clara, por lo que se antoja que las negociaciones serán arduas.
Pese a ello, tanto el M5S como la Liga han reivindicado su derecho a gobernar el día después de que los grandes partidos tradicionales, aglutinados en torno a Forza Italia en el centro-derecha y al Partido Democrático (PD) en el centro-izquierda, hayan sufrido un contundente varapalo.
Ambas formaciones solo logran sumar en torno al 33 por ciento del voto, mientras que los dos grandes partidos populistas suman en total el 50 por ciento, algo que se ve con preocupación, sobre todo desde fuera de Italia, dado el euroescepticismo que propugnan tanto la Liga como el M5S.
El partido antisistema que fundó en 2009 el cómico Beppe Grillo ha demostrado que no es flor de un solo día y tras el buen resultado obtenido en 2013, con casi el 25 por ciento de los votos, pasa a convertirse ahora en la primera fuerza política en el Parlamento, con más del 32 por ciento.
Con el jovencísimo Luigi di Maio, de 31 años al frente, el movimiento ha cosechado una clara victoria en el sur del país y ahora tiene ante sí el reto de convertirse en un verdadero partido y hacer política, según los expertos. Di Maio ha puesto en valor este lunes los once millones de votos recibidos para presentarse como "una fuerza política que representa a todo el país" y reivindicar su derecho a formar gobierno.
Prueba del tirón que Di Maio parece tener entre el electorado es su contundente victoria en el escaño por el que optaba en Acerra, en la región de Campania. El líder del M5S se ha impuesto con entre el 63 por ciento, mientras que el segundo candidato más votado, el del centro-derecha se ha quedado en el 20 por ciento.
SE CONSUMA EL 'SORPASSO' POR PARTE DE LA LIGA
Sin duda la gran sorpresa de la noche, aunque el propio Matteo Salvini llevaba tiempo vaticinandolo, ha sido el consumado 'sorpasso' de la Liga frente a su aliado tradicional, Forza Italia, pese a la omnipresencia de Silvio Berlusconi durante la campaña.
Tras dejar atrás su ambición secesionista y convertirse en un partido nacional de marcado espíritu anti-inmigración, la Liga ha recabado en torno al 18 por ciento de los votos, mientras que Forza Italia se sitúa en el 14 por ciento, aunque sigue teniendo en el norte su principal nicho de votos.
Así las cosas, Salvini ha celebrado la "extraordinaria victoria" lograda y ha reivindicado el derecho de la coalición a gobernar, con la Liga al frente después de ser la fuerza más votada. Asimismo, frente a quienes especulan sobre una alianza entre los dos grandes partidos populistas, el M5S y la Liga, ha rechazado de plano "coaliciones extrañas".
La otra cara de la moneda del éxito de Salvini es el fracaso de Berlusconi. Impedido de optar a un nuevo mandato por estar inhabilitado tras su condena por fraude fiscal, el antiguo primer ministro ha llevado la batuta durante toda la campaña y había apostado por el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, como candidato a primer ministro. La designación de Tajani, que no se hizo oficial hasta el jueves aunque se daba por segura, no ha sido el revulsivo que Berlusconi buscaba para atraer a los indecisos y a aquellos a los que la Liga les genera inquietud.
A sus 81 años, Berlusconi ha sufrido un duro revés aunque en su caso es difícil darle por muerto en la política italiana. El fundador de Forza Italia ha cumplido con su objetivo de evitar la victoria del M5S pero no de que la Liga le adelantara, lo que deja a su partido en una situación de debilidad en el seno de la coalición. A falta de que se pronuncie aún sobre el resultado, el antiguo primer ministro tiene aún un as bajo la manga: su inhabilitación acaba en 2019 y si Italia volviera a las urnas para entonces podría ser candidato.
EL PARTIDO DEMOCRÁTICO SE HUNDE Y RENZI DIMITE
Pero el gran damnificado de la jornada electoral ha sido el Partido Democrático, actualmente en el Gobierno. Los de Matteo Renzi se han quedado por debajo del 20 por ciento de los votos, un revés para las aspiraciones del antiguo primer ministro de volver a gobernar y tras ceder más de diez puntos con respecto a las últimas elecciones de 2013 y la mitad con respecto a las europeas de 2014. Aquella cita con las urnas, la primera de Renzi como 'premier', se saldó con un 40 por ciento de los votos favorables.
"Ha sido una derrota clara", ha reconocido sin paliativos en una comparecencia en la que ha anunciado que dejará la jefatura del PD una vez esté conformado el nuevo gobierno y se limitará a ser senador raso. Asimismo, ha aclarado que no apoyarán ningún ejecutivo de "extremistas" y que por responsabilidad con sus electores esta legislatura estarán en la oposición.
Contra el antiguo alcalde de Florencia ha pesado en cierta medida la división en las filas de la izquierda, después de la salida el año pasado del bloque más izquierdista del PD para formar Libres e Iguales (LEU) junto con Izquierda, Ecología y Libertad (SEL), pero también el peso de gobernar en los últimos cinco años, en los que se han sucedido tres primeros ministros.
Los aliados que Renzi se buscó para su retorno al Palazzo Chigi tampoco han salido muy bien parados. Por lo que parece, Más Europa, el partido de la exministra y excomisaria europea Emma Bonino, no superará el umbral del 3 por ciento necesario para conseguir representación parlamentaria.
Tampoco Libres e Iguales ha conseguido un buen resultado. Aunque sí que parece que lograrán entrar en el Parlamento, su líder, el presidente del Senado saliente Piero Grasso, no ha conseguido el escaño por el que optaba por la vía uninominal, aunque entrará en la Cámara Alta gracias al reparto proporcional.
"Seguiremos con nuestro proyecto, en el que creemos, como hemos prometido a nuestros electores", ha asegurado Grasso, defendiendo que el Parlamento será el lugar de confrontación tanto con el Partido Democrático como con el M5S. Asimismo, ha recalcado: "hay una cosa segura: nosotros con la derecha no estamos dispuestos a dialogar", cerrando así la puerta a un eventual respaldo al centro-derecha para que le salgan las cifras para gobernar.
¿Y AHORA QUÉ?
Así las cosas, y a falta de que se conozcan los resultados definitivos y el reparto total de escaños, la única certeza es que está previsto que a finales de esta semana los diputados y senadores electos se registren como tales y que el 23 de marzo se celebre la sesión inaugural de ambas cámaras y la elección de sus respectivos presidentes.
Será a partir de ese momento cuando el papel del presidente de la República, Sergio Mattarella, en gran medida ceremonial, cobrará relevancia, ya que le corresponde a él mantener consultas con los partidos y decidir a quién encarga la formación de gobierno. Ninguna ley exige que el candidato a primer ministro sea de la fuerza más votada, por lo que Mattarella deberá decidir a quién hace el encargo a tenor de los respaldos con que puede contar, puesto que el futuro gobierno tiene que ser refrentado por el Parlamento. Habrá que esperar pues a final de mes a priori para ver por quién apuesta.