Los egipcios residentes en el país inician este lunes el proceso de votación en unas presidenciales en las que el actual mandatario, Abdelfatá al Sisi, parte como favorito dado que se enfrenta únicamente a un rival que además le apoyaba hasta poco antes de presentar su candidatura.á
Más de 59 millones de egipcios están registrados para votar en estos comicios, que transcurrirán entre el 26 y el 29 de marzo --los residentes en el extranjero votaron entre el 16 y el 18 de este mismo mes-- y en los que se prevé que no habrá segunda vuelta, programada para el mes de abril.
Finalmente, la Autoridad Nacional de Elecciones (NEC) --creada en 2017 y que está encargada por primera vez de gestionar un proceso electoral en el país-- validó únicamente las candidaturas de Al Sisi y Musa Mostafá Musa, líder del partido Ghad, en medio de las denuncias de la oposición por las restricciones a los candidatos que podrían haber hecho frente al actual presidente.
El organismo ha asegurado que las elecciones serán libres y justas, una línea en la que también se ha expresado la campaña de Al Sisi, que ha intentado dar la imagen de que los comicios serán disputados y que los ciudadanos tienen opción para elegir a su próximo presidente. El portavoz de la campaña del mandatario, Mohamed Abú Shaka, llegó a decir que los comicios serán "los más justos en la historia del país".
De hecho, Al Sisi afirmó recientemente que le habría gustado que hubiera más candidatos a la Presidencia, al tiempo que sostuvo que la situación "no es su culpa". "Desearía que hubiera habido diez de los mejores (candidatos) para que (la población) eligiera", dijo en una entrevista.
Al Sisi accedió a la Presidencia en 2014 con un 97 por ciento de los votos --e igualmente casi sin oposición en las elecciones-- tras encabezar un año antes un golpe de Estado militar siendo jefe de las Fuerzas Armadas contra el entonces presidente electo, Mohamed Mursi.
Desde entonces, las autoridades egipcias han sido acusadas de llevar a cabo campañas de detenciones contra todos aquellos percibidos como opositores, entre ellos activistas y defensores de los Derechos Humanos que participaron en la revolución de 2011 contra el régimen de Hosni Mubarak.
Pese a ello, Al Sisi sostuvo en la citada entrevista que "la gente puede decir lo que quiera" y recalcó que no existe una política para que la Policía detenga a las personas por sus posturas políticas. "La gente es libre de expresar su opinión y también con sus actos, pero no es libre de dañar al país con actos violentos", zanjó.
LOS CANDIDATOS
En esta ocasión, Al Sisi se presenta a la reelección centrando su discurso en la lucha contra el terrorismo y en la mejora de la economía del país, muy afectada por el descenso del turismo desde la revolución de 2011 contra Hosni Mubarak y el aumento de los atentados en el país.
El mandatario ordenó hace varias semanas el lanzamiento de una nueva fase de la campaña del Ejército contra el terrorismo en la península del Sinaí, expandiendo las operaciones al delta del Nilo y el desierto occidental, cerca de la frontera con Libia.
Al Sisi se ha presentado desde el inicio de su mandato como un bastión de la lucha contra el terrorismo, y las duras medidas de seguridad aplicadas desde su llegada al poder, así como la amplitud y vaguedad de las mismas, han llevado a la cárcel a centenares de personas por cargos relacionados con supuestos ataques contra la seguridad del Estado.
Asimismo, los tribunales del país han emitido condenas --muchas de ellas a muerte-- a miles de seguidores de la organización islamista Hermanos Musulmanes, a la que pertenecía Mursi y que fue declarada como grupo terrorista tras su llegada al poder.
El propio mandatario resaltó en febrero que "lo que pasó hace siete u ocho años no volverá a pasar en Egipto", en referencia al levantamiento contra Mubarak. "Parece que no me conocéis lo suficientemente bien. No soy un político que sólo habla", advirtió.
A la situación de represión a nivel de libertades se suma un deterioro de la situación económica a causa del descenso del turismo y la puesta en marcha de reformas económicas respaldadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) que han afectado al bolsillo de los egipcios con menos recursos.
Frente a él se encontrará Musa, quien presentó su candidatura por sorpresa --hasta entonces había estado organizando actos a favor a la reelección de Al Sisi-- con el argumento de que no quería que hubiera un único candidato. Pese a ello, ha reiterado que su objetivo es ganar y ha defendido que no está ahí únicamente para dar una pátina de competitividad al proceso.
Sin embargo, Musa ha evitado durante la campaña mantener un perfil público activo y, de hecho, ha señalado en varias ocasiones que mantendría la mayoría de las políticas actuales en caso de hacerse con la victoria, a excepción del plano económico, donde se ha mostrado contrario a las reformas aplicadas por el Gobierno.
El portavoz de su campaña, Adel Esmat, llegó incluso a acusar a los que critican a Musa por su papel residual de intentar desacreditar al Gobierno, antes de subrayar que "grupos terroristas" trabajan a favor de la "agenda" de Hermanos Musulmanes, tal y como recogió el diario local 'Al Masry al Youm'.
A pesar de ello, Musa no ha celebrado prácticamente ningún acto político durante la campaña electoral y sigue siendo casi un desconocido para la mayoría de los electores, por lo que no se prevé que vaya a recabar un número significativo de votos en los comicios.
LA ELIMINACIÓN DE CANDIDATURAS
El llamamiento al boicot fue formulado días después de que Hisham Genena, exjefe de campaña del antiguo jefe del Estado Mayor del Ejército Sami Anan fuera agredido. Días antes, Anan fue arrestado bajo la acusación de presentarse como candidato sin el permiso de las Fuerzas Armadas.
En diciembre, un tribunal militar condenó a seis años de cárcel al coronel del Ejército Ahmed Konsoua, que se había presentado como el tercer candidato a las presidenciales, en un fallo en el que subrayó que los miembros de las Fuerzas Armadas no podían participar en política.
Antes que él había presentado su candidatura el ex primer ministro Ahmed Shafiq --considerado como el opositor con más opciones-- tras asegurar que, después de volver al país, lo había pensado mejor. El anuncio llegó en medio de las informaciones sobre su posible arresto domiciliario.
Posteriormente, el destacado abogado pro Derechos Humanos y excandidato presidencial Jaled Alí abandonó igualmente la carrera electoral denunciando "presiones". Alí había sido condenado meses antes por "ofender la decencia pública" tras "hacer un gesto obsceno" durante una manifestación, dejando su candidatura en el aire.
Por último, Mohamed Anuar el Sadat, exparlamentario y sobrino del asesinado presidente egipcio Anuar el Sadat, anunció igualmente que no se presentaría a las elecciones argumentando que "hay indicios de que el escenario electoral no es tranquilizador".