El balance de muertos a causa de la explosión de una bomba al paso de un autobús en los alrededores de las pirámides de Giza, ubicadas en los alrededores de la capital de Egipto, El Cairo, ha ascendido a cuatro, según ha anunciado el fiscal jefe del país, Nabil Sadek.
El Ministerio de Interior afirmó inmediatamente después del ataque que habían muerto dos turistas de nacionalidad vietnamita y agregó que otras doce personas --diez turistas vietnamitas y el conductor y un representante de una agencia, ambos de nacionalidad egipcia--, habían resultado heridos.
El primer ministro, Mustafá Madbuli, confirmó posteriormente que el representante de la agencia turística, que sería un guía, ha muerto en el hospital a causa de las heridas sufridas en el atentado. Asimismo, Sadek ha señalado que otro de los turistas ha fallecido horas después del suceso.
El anuncio ha llegado poco después de que el primer ministro realizara una visita a los heridos en el hospital, tras lo que ha mantenido conversaciones con el ministro de Interior y el gobernador de Giza para abordar la situación.
Según las informaciones recogidas por el diario local 'Al Ahram', la bomba había sido adosada a una pared en la calle Al Mariuteya. Por el momento, ningún grupo ha reclamado la autoría del ataque.
Por su parte, Sadek ha ordenado la apertura de una investigación para determinar la naturaleza del material utilizado en la fabricación de la bomba. Asimismo, serán incautadas las grabaciones de las cámaras de seguridad en la zona.
Madbuli ha recalcado que todos los viajes turísticos y sus rutas cuentan con dispositivo de seguridad a cargo del Ministerio del Interior y ha agregado que el autobús se desvió de la ruta prevista sin notificar previamente a las autoridades.
«Quiero destacar que, tras el incidente, todos los organismos estatales se movilizaron rápidamente para garantizar la seguridad de los turistas y ofrecer la atención necesaria», ha sostenido.
Asimismo, ha manifestado que el terrorismo es un «fenómeno global» y ha reiterado que las fuerzas de seguridad «toman todas las medidas necesarias para combatirlo». «Un acto inmoral como este no disminuye los esfuerzos del Estado para proteger a los turistas que están en el país», ha zanjado.
Cientos de policías y militares han muerto en los dos últimos años de insurgencia islamista en Egipto, principalmente en la región del Sinaí, donde opera Provincia del Sinaí. Hasta noviembre de 2014 el grupo armado era conocido como Ansar Bait al Maqdis hasta que juró lealtad al grupo yihadista Estado Islámico.
El Ejército de Egipto cifró en octubre en más de 450 los supuestos terroristas que han muerto en el marco de la operación antiterrorista lanzada en febrero contra los insurgentes tras una serie de ataques contra objetivos militares y civiles en la península del Sinaí.
La operación se centra en el Sinaí, si bien se extiende igualmente al delta del Nilo y el desierto occidental, en la frontera con Libia.