La hija de ocho años de María Rodríguez lleva meses siendo atendida por hidrocefalia en un hospital de Caracas, pero desde que comenzó un apagón el pasado jueves 7 de marzo, el tratamiento lo recibe parcialmente porque el centro, que ahora depende de una planta eléctrica propia, opera a medias.
«Mi hija necesita un tratamiento de drenaje que dura seis horas y se lo dan por momentos, cuando el piso llega a tener algo de luz. La prioridad nos dice el personal es la terapia intensiva», ha explicado la madre de 36 años.
Según Rodríguez, además falta agua y durante tres días los pacientes han comido solo arroz y cerelaes.
En Venezuela, los hospitales ya estaban en crisis por la falta de insumos y fallas de equipos, y en los últimos días el golpe ha sido mayor por el apagón.
Ahora tienen que depender de plantas eléctricas propias para el funcionamiento de áreas como terapia y emergencia. Médicos consultados ha explicado que si bien hay instalaciones, algunas no funcionan y otras han sufrido fallos técnicos o carecen de combustible.
«El plan de contingencia ha funcionado, si ha surgido alguna falla ha sido corregida y los pacientes que lo han requerido han sido trasladados», ha emplazado por su parte el ministro de Salud, Carlos Alvarado, en un dicurso para la televisión estatal, al tiempo ha agregado que el Gobierno ha garantizado el combustible y el agua.
No obstante, la organización no gubernamental Médicos por la Salud denunció este viernes que los problemas de suministro de energía han provocado la muerte de 17 personas en hospitales públicos de Caracas y otras localidades.
«Lo primero que debemos entender es que esta crisis sucede cuando los hospitales venían con una capacidad operativa disminuida. No es lo mismo una crisis con hospitales que funcionan correctamente», ha asrgumentado Julio Castro, médico de la ONG, en una rueda de prensa junto al líder de la oposición y autproclamado presidente 'encargado', Juan Guaidó.
A uno de los hospitales de Caracas, donde se atiende principalmente a niños, se ha acercado este domingo al mediodía un grupo de Médicos por la Salud para tener más detalles sobre la situación del centro, pero policías les impidieron el paso.
Madres que estaban dentro del hospital gritaban que no tenían comida y le pedían a los efectivos que dejaran ingresar a los doctores, sin éxito, según testigos citados por la agencia Reuters.
Horas después la directora del hospital, Natalia Martinho, aseguró en la televisión estatal que «los niños están estables y ha sido un logro la forma de respuesta a esta contingencia (...) hemos dado alimentación a los niños y las madres».
Pero para la angustia de los familiares que estaban fuera de los centros hospitalarios crecía. «Esto es una pesadilla», ha asegurado María Torres, de 46 años, que tiene un hermano hospitalizado.