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Coronavirus

Excrementos de pollo, el 'arma secreta' en Lund (Suecia) contra la COVID-19

La actividad en las calles de Suecia durante la crisis del coronavirus no se ha paralizado de forma tan estricta como sí ha sucedido, por ejemplo, en España. | Pixabay

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La ciudad de Lund, una de las más antiguas de Suecia, ha decidido tomar una medida drástica, un tanto peculiar aunque eficaz, para evitar que decenas de miles de jóvenes se lancen próximamente a la calle, como es tradición, coincidiendo con la llamada noche de Walpurgis, este jueves 30 de abril, el equivalente primaveral a una nit de Sant Joan en el país escandinavo. A través del estiércol de pollo las autoridades esperan disuadir la presencia de los jóvenes en una cita anual muy esperada y seguida, con motivo de la preocupación existente por la pandemia de coronavirus.

Una tonelada de excrementos de ave ha sido esparcida por el césped de la principal zona verde de Lund, según informan los medios locales. Ya pueden imaginarse el olor que desprende la zona ajardinada.

Las autoridades temen que la gran aglomeración de personas que suele reunir esta festividad con orígenes paganos que celebra el fin del invierno pueda convertirse en una especie de epicentro para el contagio de la COVID-19.

«Como presidente del comité de Medio Ambiente, la considero una buena iniciativa», declaró Gustav Lundblad al periódico Sydsvenskan, manifestando que a la vez que se «fertilizaba los céspedes del parque, al mismo tiempo el mal olor hará que no sea tan agradable sentarse a tomar cerveza».

A pesar de los miles de kilómetros que nos separan esta festividad recuerda un poco a la que en Mallorca se celebra en la víspera de Sant Joan. En la noche de Walpurgis son tradicionales los cantos y los bailes alrededor de grandes hogueras, y los suecos se reunen con sus más allegados para celebrar que la peor época del año ya ha pasado.

Suecia vive con preocupación el avance de la pandemia dentro de sus fronteras, si bien es cierto que las medidas de confinamiento y las restricciones a la vida habitual no son tan estrictas como en España, y las cifras de incidencia de la enfermedad son menores. De este modo, por ejemplo, los suecos pueden consumir en los bares y restaurantes, tan solo está limitado el uso de las barras.

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