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Unas niñas bajo los escombros tras los terremotos: «Si nos rescatas seremos tus esclavas»

Fotograma del vídeo que muestra a las niñas atrapadas bajo los escombros. | Redacción Digital

| | Beirut |

Las redes sociales se han llenado de muestras de solidaridad con Siria y Turquía, mientras la ayuda internacional ya ha llegado al lugar y empieza a organizarse en la cruda misión de salvar vidas. En las últimas horas se han difundido numerosos vídeos y documentos. Quizás uno de los más impactantes muestra a dos niñas sirias de corta edad bajo los escombros. La mayor de las dos le dice al rescatista con quien habla después de 17 horas bajo los cascotes: «Señor, si nos rescata a mí y a mi hermana seremos sus esclavas por el resto de nuestras vidas».

Los equipos de emergencias trabajan contrarreloj para rescatar a cientos de personas que continúan atrapadas bajo los escombros en las zonas afectadas por los terremotos en Siria, adonde ha comenzado a llegar ayuda internacional a cuentagotas mientras los muertos se elevan ya a 1.622. Pasado un día y medio del seísmo inicial, con epicentro en el sureste de Turquía, las esperanzas de encontrar supervivientes se van desvaneciendo con el paso de las horas tanto en las áreas controladas por el Gobierno de Bachar al Asad como en las zonas en manos de la oposición, las más cercanas a la frontera turca.

«El tiempo se está agotando, cientos de personas continúan atrapadas bajo los escombros. Cada segundo puede salvar una vida», alertaron los Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que opera en las áreas de Siria en manos de la oposición y que está liderando las operaciones en las provincias de Idlib y Alepo (noroeste).

Los balances de víctimas están continuamente al alza, aunque dejan espacio para algún que otro halo de optimismo como el vislumbrado a primera hora de la mañana en la aldea de Millis, en Idlib, el último bastión opositor del país árabe. Allí, casi 26 horas después del primer seísmo, los Cascos Blancos lograron rescatar con vida a un joven que permanecía sepultado bajo los escombros de un edificio de cinco plantas y cuya salvación arrancó la alegría de efectivos involucrados en la operación y los vecinos allí congregados. En un vídeo difundido por el grupo de socorristas, se puede ver como nada más que Ali comenzó a emerger de entre las ruinas sin lesiones de gravedad aparentes, todos los presentes erupcionaron en gritos de «Dios es grande», mientras el joven se incorporaba para abrazar a sus salvadores.

Menos suerte han corrido muchos de los otros 3.649 heridos contabilizados hasta el momento en Siria, un país donde el 70 % de la infraestructura está destruida tras casi doce años de conflicto armado y con capacidades limitadas para hacer frente a un desastre de esta envergadura.

En el caso de las áreas opositoras, el sistema sanitario ya estaba «por debajo de la línea de referencia en servicios mínimos» antes de los seísmos y era «apenas suficiente en condiciones estables», dijo a EFE el ministro de Salud en el denominado Gobierno Interino de la oposición, Maram al Sheij. «Nos falta de todo, nuestras clínicas y hospitales no están preparados para tal desastre. Necesitamos tener suministros para las unidades quirúrgicas y los hospitales de traumatología, necesitamos muchas cosas», advirtió Al Sheij.

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