El alcalde de Nueva York, el demócrata Eric Adams, ha pedido este martes a un juez que permita la suspensión de la obligación de la ciudad al derecho a la vivienda, justificando que su administración «no puede» albergar a todas las personas sin hogar.
«Dado que no podemos brindar atención a un número ilimitado de personas y ya estamos sobrecargados, lo mejor para todos, incluidos aquellos que buscan venir a los Estados Unidos, es sincero en cuanto a que la ciudad de Nueva York no puede por sí sola brindar atención a todos los que cruzan nuestra frontera», reza un comunicado.
«Ser deshonesto al respecto solo resultará en el colapso de nuestro sistema, y necesitamos que nuestros socios gubernamentales sepan la verdad y hagan su parte», ha agregado el alcalde, en defensa de la solicitud presentada por el Departamento Legal de la ciudad de Nueva York que pide que se modifique la regulación que tiene décadas de antigüedad.
El Ayuntamiento de Nueva York quiere que la norma no se aplique cuando la ciudad «carece de los recursos y la capacidad para establecer y mantener suficientes lugares de refugio, personal y seguridad», según ha indicado el Departamento Jurídico.
«Cuando se promulgó el decreto de consentimiento original de Callahan hace casi 40 años, nadie podría haber contemplado, previsto o siquiera remotamente imaginado una afluencia masiva de personas ingresando a nuestro sistema, más del doble de nuestro censo en poco más de un año», ha manifestado el alcalde neoyorkino.
Adams advirtió a principios de años de que la ciudad no está en condiciones de recibir más migrantes, exigiendo al presidente estadounidense, Joe Biden, que tome medidas encaminadas a «abordar este problema de manera real».
En este línea, ya advirtió el año pasado de que Nueva York se podría enfrentar a complicaciones a nivel fiscal y asistencial para ayudar a los migrantes que acudan a la ciudad. Esta situación ha derivado en que el alcalde de Nueva York haya incluso advertido a la gobernadora del estado homónimo, la también demócrata Kathy Hochul, que la ciudad está «al borde del abismo» y en un «punto de ruptura».