Un oso polar apareció el pasado jueves en Westfjords (Islandia) por primera vez en ocho años. Sin embargo, las autoridades decidieron abatir al animal pocas horas después de ser localizado.
Antes de abatir al oso, las autoridades valoraron la situación con la Policía y la Agencia de Medio Ambiente. Finalmente, llegaron a la conclusión de que devolver al oso a Groenlandia no era viable y que había riesgo de transmisión de enfermedades.
El oso, que probablemente llegó flotando en un témpano de hielo desde Groenlandia, pesaba entre 150 y 200 kilogramos.