Una mujer muere cada diez minutos víctima de la violencia ejercida por su pareja o miembros de su familia, lo que supone unos 140 homicidios de este tipo al día, según datos recabados por ONU Mujeres, que cifra en 85.000 las mujeres y niñas asesinadas a lo largo de 2023 en todo el mundo.
Las mujeres y las niñas corren un mayor riesgo de ser asesinadas en el hogar, tal y como muestran estos datos, que establecen que el 60 por ciento de todos los homicidios cometidos en dicho periodo de tiempo --51.100-- fueron perpetrados por personas de su círculo cercano, mientras que solo el 12 por ciento de los homicidios contra los hombres se cometen en el ámbito privado.
«El feminicidio es un problema universal que afecta a todos los países y regiones. En 2023, África se convirtió en la región con el mayor número de víctimas de feminicidio relacionado con la pareja o la familia, seguida por regiones como las Américas y Oceanía», han indicado ONU Mujeres y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en un informe difundido con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Este documento revela que el feminicidio, la forma más extrema de violencia contra las mujeres y niñas, sigue siendo un problema generalizado en todo el mundo. En Europa y América, la mayoría de las mujeres asesinadas en el ámbito doméstico (64 y 58 por ciento, respectivamente) murieron a manos de sus parejas, mientras que en otros lugares los principales agresores eran miembros de su familia.
En total, se estima que 21.700 mujeres han sido víctimas de feminicidio en África, 18.500 en Asia, 8.300 en las Américas, 2.300 en Europa y 300 en Oceanía. Esto convierte los hogares en el «lugar más peligroso para las mujeres». En América, el 58 por ciento de estos feminicidios son cometidos por la pareja, una cifra que es del 64 por ciento en Europa y del 41 por ciento en el resto del mundo. A nivel global, se estima que el 45 por ciento de estos asesinatos son perpetrados por parejas.
«La violencia contra las mujeres y niñas puede evitarse. Necesitamos leyes sólidas, mejor recopilación de datos, mayor responsabilidad gubernamental, una cultura de tolerancia cero y más financiamiento para las organizaciones por los derechos de las mujeres y los organismos institucionales», ha destacado la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous.
Así, ha instado a lograr un «liderazgo mundial unido que permita actuar con urgencia, renovar sus compromisos y canalizar los recursos necesarios para poner fin a esta crisis de una vez por todas».
Por su parte, la directora ejecutiva de UNODC, Ghada Waly, ha aseverado que este nuevo informe «destaca la necesidad urgente de contar con sistemas judiciales sólidos que garanticen el apoyo adecuado a las supervivientes e incluya el acceso a mecanismos de denuncia seguros y transparentes».
«Al mismo tiempo, debemos enfrentar y desmantelar los prejuicios de género, las desigualdades de poder y los estándares nocivos que perpetúan la violencia contra las mujeres», ha dicho, antes de anunciar que la campaña '16 Días de Activismo' que está a punto de arrancar, busca precisamente hacer un llamamiento a la actuación para «proteger sus vidas».
En este sentido, ha afirmado que el aniversario en 2025 de la creación de la Plataforma de Acción de Pekín y el plazo establecido para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible presentan una oportunidad crucial para unir a todas las partes interesadas «a fin de que tomen medidas decisivas y urgentes en favor de los derechos de las mujeres y la igualdad de género». «Esto incluye medidas que pongan fin a la impunidad y prevengan todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas», ha zanjado.
PREVENIR LOS FEMINICIDIOS
El informe aboga por introducir medidas indispensables para prevenir este tipo de violencia dado los niveles «alarmantemente altos» de feminicidios. Estos asesinatos, señala, «son a menudo la culminación de episodios repetidos de violencia de género, lo que significa que son prevenibles mediante intervenciones oportunas y efectivas».
«El modelo ecológico se ha propuesto para explicar las causas profundas de la violencia de género en el contexto de la implementación de estrategias de prevención. Según el modelo, diferentes factores contribuyen a la perpetuación del problema de la violencia de género en diferentes niveles: el individuo, las relaciones interpersonales, los entornos comunitarios y la sociedad», recoge el documento.
Así, refleja la importancia de la prevención primaria mediante un «cambio en las normas sociales y en las actitudes tanto de mujeres como de hombres» mediante la educación. No obstante, también aboga por la puesta en marcha de medidas legales, respuestas contundentes por la vía judicial, el aumento de la investigación y la puesta en marcha de campañas públicas contra este tipo de violencia.
«Las campañas como 'ni una menos' o el 'Mee Too' han jugado un papel fundamental a la hora de concienciar a la población de estos asuntos y ha logrado una condena generalizada por parte de la sociedad frente a los comportamientos que solo perpetúan la violencia basada en cuestiones de género», ha puntualizado.