El funeral del papa Francisco I se ha convertido en el centro de una polémica debido a la conducta de los turistas que no han dudado en sacar sus teléfonos para hacerse un selfie con el féretro del pontífice, por lo que fueron severamente reprendidos por el personal de seguridad del Vaticano.
Desde el pasado miércoles, todos aquellos feligreses que desearan acercarse al ataúd debían permanecer hasta ocho horas haciendo fila para ingresar. Es entonces cuando algunos turistas, en actitud irrespetuosa, han decidido hacerse selfies con expresión sonriente, vídeos del ataúd o hasta videollamadas con el féretro de fondo.
Medios de comunicación de todo el mundo han criticado duramente la actitud de los turistas. La periodista británica Ellie Costello de GB News, Reino Unido, clarificó: «el Vaticano está intentando controlar la situación rápidamente». Añadió que «los guardias de seguridad le dijeron a las personas que no pueden sacarse fotos frente al ataúd abierto, sino que solo deben hacerlo en la entrada de la Basílica», y concluyó: «es triste y una muestra de la sociedad obsesionada con las redes sociales en la que vivimos».
El Vaticano, por su parte, ha endurecido los controles de seguridad a raíz de estos incidentes. Se ha intensificado la presencia de guardias y se ha insistido a los asistentes que solamente está permitido tomar fotografías fuera del recinto. Las autoridades eclesiásticas insisten en mantener el respeto y el decoro durante todo el tiempo que dure la ceremonia.
El cuerpo del pontífice permanecerá expuesto hasta las 19 horas de este viernes. Después, se procederá a la clausura del féretro y a su entierro en la Basílica de Santa María la Mayor, siguiendo los deseos del papa.
La ceremonia estará presidida por el decano del Colegio Cardenalicio y reunirá a miles de personas llegadas desde todos los rincones del mundo. A partir de entonces comenzarán los «Novendiales», una serie de misas diarias en honor al papa fallecido.