La granizada que esta mañana ha sorprendido a los vecinos de la isla de Ibiza queda en nada si se compara con las imágenes que llegan desde la república de Sajá -también denominada como Yakutia-. Ahí los termómetros han marcado en los últimos días los 56 grados bajo cero. Unas temperaturas extremadamente bajas que han venido acompañadas de tormentas y ventiscas de hielo, haciendo prácticamente imposible la vida fuera de las viviendas particulares.
Este vasto territorio, ubicado en Siberia, cuenta con una densidad poblacional muy escasa, dadas las dificultades que las temperaturas extremas presentan para la vida. Pese a contar con un territorio que se asimila en extensión al de países como Argentina o la India, cuenta con menos de un millón de habitantes, prácticamente todos concentrados en su capital: Yakutsk.
De hecho, este territorio posee el récord Guiness a mayor variación de temperaturas, ya que se han llegado a registrar en Verjoyanks -69.8 °C en invierno y 37 °C en verano, lo que supone una oscilación de 106.8 °C, la mayor registrada nunca sobre la superficie terrestre.
En su territorio también se halla Oimiakón, conocida como la ciudad más fría del mundo. Curiosamente, es también una de las ciudades más cálidas del hemisferio norte por su clima continental extremo, que hace que durante el invierno la temperatura llegue a los -60 °C y en el corto verano alcance los 35 °C.
Sobrevivir con frío extremo
Para poder vivir con normalidad en lugares de temperaturas gélidas, es importante tener ciertas rutinas orientadas al frío y la lucha contra este. En lugares como Yakutia, además de utilizar ropa típica de abrigo como chaquetas, guantes y gorro, también son muy utilizados los ropajes térmicos y los materiales como la lana y las pieles, imprescindibles para poder soportar las constantes gélidas de la región.
En cuanto a los metales como las monturas de las gafas o anillos, es importante no usarlos, ya que estos podrían llegar a congelarse y adherirse a la piel causando, de esta manera, dolor e incluso heridas.
Por último, se recomienda estar en la calle una media de 10 a 15 minutos, buscando siempre refugios con calefacción que ayuden a llevar con normalidad el desafío de vivir en un lugar en constante bajo cero.