Greenpeace, Ecologistas en Acción y Tanquem les Nuclears acusaron ayer al ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, de «comprar alcaldes con dinero público» para lograr así que algún municipio acoja el cementerio de residuos nucleares de alta actividad, en relación con el plazo que vence el 31 de enero para que aquellas localidades interesadas presenten su candidatura.
El responsable de energía nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, arremetió ayer contra Sebastián, a quien calificó de «inmoral» por tentar con «compensaciones» económicas por parte de la empresa pública ENRESA a los municipios próximos a las centrales, sin tener el «amplio consenso social y territorial» al que en su día se comprometió -recordó- el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Se acaba el plazo
A finales de enero acaba el plazo para que los ayuntamientos interesados en albergar este almacén nuclear -que conllevará una inversión de 700 millones de euros y la creación de entre 300 y 500 empleos- puedan presentar sus solicitudes.
Según Bravo, la Asociación de Municipios Afectados por Centrales (AMAC) y el Ministerio de Industria han llegado ya a un pacto para ofrecer al menos dos candidaturas a este almacén, en concreto las de Yebra (Guadalajara) y Ascó (Tarragona).
Hasta la fecha, sólo Yafra, a pocos kilómetros de la clausurada central de Zorita, ha mostrado su interés firme en acoger la instalación, a pesar de la postura contraria del presidente de la comunidad de Castilla-La Mancha, José María Barreda, quien en los últimos días ha mantenido por ello un enfrentamiento dialéctico con su compañero de partido Miguel Sebastián.
También el alcalde de Yafra, donde el PP gobierna en mayoría, tiene la oposición de la 'numero dos' de su partido, María Dolores de Cospedal, contraria a que ningún municipio dirigido por esta formación acepte el almacén, señala Bravo, ya que ello solucionaría la «papeleta» con la que se encuentra ahora el Gobierno.
Hasta la fecha, los residuos nucleares, activos durante miles de años, se guardan en las piscinas de las centrales o en depósitos externos, a excepción de los de Vandellós I, «exportados» a Francia tras el cierre de esta central y que deberán regresar en 2011.