Cortinas, manteles, ropa y hasta los papeles de regularización de un inmigrante fueron, entre otros muchos, los objetos utilizados por los ciudadanos para escribir y transmitir sus manifestaciones de duelo en los altares improvisados en las estaciones afectadas por los atentados del 11-M.
Más de 70.000 piezas recopiladas en los meses posteriores a la masacre han sido inventariadas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el «Archivo del Duelo», un proyecto con el que se pretende contribuir a la construcción de la memoria histórica mediante la conservación y análisis de unos objetos que, por su carácter efímero, suelen desaparecer.
Los materiales de las estaciones de tren de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, y las grabaciones y fotografías realizadas por investigadores y voluntarios han servido también para estudiar la ritualización del duelo en los espacios públicos.
Un momento de crisis como los atentados del 11-M supuso la vuelta a los rituales y a la importancia de la palabra escrita, aseguró ayer la coordinadora del proyecto, Cristina Sánchez-Carretero, en la presentación de este archivo. Sánchez-Carretero ha resaltado la diversidad de soportes que utilizaron los ciudadanos para expresar sus sentimientos, entre los que predominaba el deseo de paz.
Entre ellos, recordó cortinas que «directamente habían sido arrancadas de la casa para escribir en ella la palabra 'paz'», manteles en los que acababa de comer gente o prendas de ropa que la gente se quitaba para poder escribir en ellos sus mensajes e, incluso, los papeles de regularización de un inmigrante que los utilizó para dejar allí patente su duelo.
Un archivo contra el olvido
Efe |