La decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de no repetir como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno abre un periodo de incertidumbre en el partido, que mantiene dos nombres fijos en las quinielas de posibles sucesores -Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón-, sin descartar sorpresas.
Rubalcaba y Chacón son los únicos dirigentes que, ante la pregunta directa, no han rechazado la posibilidad de postularse.
«Ni es éste el lugar ni es éste el momento», respondió Rubalcaba en la primera rueda de prensa que protagonizó en La Moncloa tras ser ascendido a vicepresidente primero el pasado mes de octubre y desatarse los rumores.
Con esa coletilla y con el famoso «hoy no toca», popularizado por Jordi Pujol, ha zanjado otras muchas insinuaciones sobre la sucesión.
Y cuando se le ha preguntado directamente si le gustaría ser presidente del Gobierno, también ha optado por evasivas: «Estoy en lo que estoy. Para qué gastar tiempo pensando en otras cosas», «No me lo he planteado nunca», «Vivo al día» han sido algunas de ellas.
En estos momentos, el nombre de Rubalcaba concita la mayoría de los apoyos socialistas ante la eventualidad de unas primarias, convencidos de que sólo una figura de su peso político podría contrarrestar en las urnas el avance de los populares en las encuestas.
Pero la ministra de Defensa, Carme Chacón, no desaparece de las quinielas y su entorno deja ver que su carrera política tiene recorrido en Madrid, y no en Cataluña, su ámbito natural como dirigente del PSC.
Chacón, que se mantiene por un estrecho margen por detrás de Rubalcaba en los sondeos de valoración de los líderes políticos, espoleó el debate al manifestar en un encuentro informativo que España estaba preparada para tener una mujer al frente del Gobierno.
Más tarde mostró su sorpresa por las interpretaciones que se hicieron de su frase, pero, como Rubalcaba, prefirió mantener la indefinición y, al ser preguntada si se presentaría a unas primaras en su partido, se limitó a señalar que una cosa es «desearlo y otra que los militantes lo quieran».
Junto a ellos dos, las apuestas dentro y fuera del PSOE han incluido a un dispar elenco de hipotéticos candidatos, pero todos se han excluido del juego de la sucesión.
Patxi López fue uno de los primeros en aparecer en los pronósticos periodísticos, pero aseguró con diligencia que descartaba «radicalmente otra cosa que no sea ser lehendakari del País Vasco».
El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, uno de los barones que con más insistencia ha pedido a Zapatero que acabe cuanto antes con la incertidumbre, también ha aparecido esporádicamente en las quinielas, como el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, o el presidente del Congreso, José Bono.
El ex ministro ha desechado en varias ocasiones la posibilidad de presentarse -"Yo no estoy en la carrera», «ni estoy ni se me debe esperar"-, pero no ha dejado de moverse entre los protagonistas de esta historia, no ha escatimado elogios a Rubalcaba e incluso ha recordado que el vicepresidente le apoyó en las primarias a la secretaría general del PSOE que perdió frente a Zapatero en 2000.
Su despacho en el Congreso, por el que han pasado desde Zapatero hasta Rubalcaba y Blanco, se ha convertido en las últimas semanas en escenario de varios capítulos de este folletín.
El proceso se ha abierto hoy con el anuncio de Zapatero, quien ha puesto fecha para llevarlo adelante: tras las elecciones del 22 de mayo.