La economía española se mantuvo estancada en el tercer trimestre del año debido a los recortes de gasto de las administraciones públicas y a la prolongación de la contracción en el sector de la construcción, y pese a que se mantuvo el dinamismo del turismo.
Según el último boletín económico del Banco de España, la variación del producto interior bruto (PIB) fue nula entre julio y septiembre, frente a las dos décimas que había crecido el trimestre anterior, en tanto que el avance interanual se mantuvo en el 0,7 %.
El supervisor subraya que el debilitamiento económico se ha producido en un contexto marcado por el agravamiento de la crisis de deuda soberana de la zona del euro y avisa de que las exportaciones de bienes y el turismo -que constituyen el principal soporte de la economía- podrían desacelerarse en el último tramo del año.
Gasto y contención
Frente al sector exterior (exportaciones e importaciones), que aportó ocho décimas de crecimiento, la demanda nacional (consumo e inversión) restó siete décimas.
El gasto de las administraciones públicas se contrajo sustancialmente en el tercer trimestre, debido al recorte en empleo público y, sobre todo, de las compras netas, en línea con los planes de austeridad presupuestario, señala el Banco de España.
La caída de la inversión en construcción se intensificó por el mantenimiento del ajuste en el mercado de la vivienda y por los efectos de los recortes presupuestarios en el ámbito de las obras públicas.
Según el supervisor, el peso de la inversión residencial en el PIB ya se ha reducido en torno a cinco puntos porcentuales desde el máximo alcanzado en 2007, en tanto que la demanda de vivienda sigue paralizada, lo que retrasa la absorción del exceso de oferta acumulado.
El consumo de los hogares y la inversión empresarial mostraron ligeros avances trimestrales, si bien el clima de incertidumbre y la desconfianza podría hacerlos empeorar.
La debilidad del gasto privado, que sólo creció una décima, se explica por la pérdida de poder adquisitivo, la pérdida de valor de la riqueza, la falta de crédito y la desfavorable evolución del mercado de trabajo.