La Fiscalía de Madrid ha denunciado por el delito de detención ilegal a una monja que trabajaba como enfermera en dos hospitales madrileños y que supuestamente participó en la causa de los «niños robados», sustraídos al nacer entre los años cuarenta y noventa a sus padres con la excusa de que habían muerto.
Se trata de María Gómez Valbuena, más conocida como sor María, y que trabajó en las clínicas Santa Cristina y San Ramón, ambas en Madrid, a las órdenes del doctor Eduardo Vela, señalaron representantes de las asociaciones que luchan por esclarecer la causa de los «niños robados».
Gómez Valbuena ya acudió a declarar ante la Fiscalía de Madrid, pero se acogió a su derecho a no declarar, y estas asociaciones confían en que ante un juez la monja se decida hablar.
'La ayuda'
Esta primera denuncia interpuesta por la Fiscalía de Madrid responde al caso de María Luisa T., una mujer separada de hecho en 1982, y que acudió a dar a luz a una niña a la clínica Santa Cristina después de haberse enterado de que sor María ayudaba a mujeres con problemas, pero que al final le quitó supuestamente a su hija para darla a otra familia, según ha relatado su letrado.
María Luisa Torres ha mostrado su confianza en la justicia y ha pedido prisión para la religiosa, para los médicos y para cualquier otro implicado en la causa de los «niños robados».
María Luisa Torres, que consiguió reunirse con su hija 29 años después de su parto en la clínica Santa Cristina, ha mostrado su satisfacción por la decisión de los tribunales de investigar a la religiosa.
«Estoy encantada porque he conseguido a mi hija, he conseguido que se haga justicia y porque he conseguido que esta mujer vaya a donde tenga que ir y diga dónde están el resto de los niños, porque no somos ni uno ni dos, somos miles de madres; que te quiten un hijo es lo peor del mundo», ha indicado en declaraciones a un grupo de periodistas.
María Luisa, que ha hablado con su hija esta mañana y que asegura que todavía no reacciona «porque está impactada», quiere que se esclarezcan los hechos y que se exijan todas las responsabilidades.
«No me gusta odiar, pero esa monja se merece todo mi odio y repugnancia; quiero justicia y que vaya a la cárcel, pero no sólo ella, sino todos los que estén implicados, porque hay médicos y otras personas», indica la afectada, quien se refiere al director del centro hospitalario, «que algo tendrá que decir».
Mujeres con problemas
María Luisa ha recordado que en marzo de 1982 pidió ayuda a la religiosa, porque había leído que tenía jardines de infancia donde mujeres con problemas podían dejar a los niños «hasta que mejorara su situación», pero después del parto, le comunicó que su hija había muerto.
«Yo vi a mi niña en el nido y en un momento de la conversación con ella tras el parto me dice que se va a llamar María, luego que se la va a quedar ella y más tarde que se la lleva a Francia», indica.
Para esta mujer, la religiosa actuaba «para hacer un favor a su bolsillo, no a las madres que tenían problemas».
María Luisa se atrevió a visitarla hace dos meses y opina que la religiosa «está longeva, pero muy bien de la cabeza».