La carga fiscal en España estaba en 2012 por debajo de la que se impone en las otras grandes economías europeas, como Alemania, Italia, Francia y Reino Unido, y ocho puntos por debajo de la media europea, según los últimos datos publicados por la oficina estadística comunitaria, Eurostat.
Esos datos muestran que España tenía ese año una carga fiscal equivalente al 32,5 % de su PIB, cerca de siete puntos por debajo de la media de la zona del euro (39,4 %) y ocho puntos respecto a la del conjunto de la Unión Europea (40,4 %).
Francia, la segunda economía de la zona del euro, presenta una de las mayores presiones impositivas de la UE, con el 45 %, similar a la del tercer país por peso económico del euro, Italia, del 44 %, mientras que en la locomotora alemana se sitúa en el 39,1 %.
También el Reino Unido mantiene una presión impositiva superior a la española, equivalente al 35,4 % de la economía británica.
En cambio, países como Portugal (32,4 %), Polonia y Estonia (ambos con un 32,5 %), Malta (33,6 %) y Grecia (33,7 %) mantienen una carga fiscal similar a la española.
El ministro de Economía y Competitividad de España, Luis de Guindos, reconoció este viernes que el sistema tributario español tiene «tipos individuales muy altos». «Y sin embargo, nuestra recaudación está por debajo de la media», dijo.
Agregó que la reforma fiscal, aprobada por el Gobierno español y que entrará en vigor en 2015, trata de enmendar esto.
La reforma fiscal aprobada introduce «impuestos más simples, más claros, con bases imponibles más amplias, con menos deducciones y con tipos medios más reducidos, lo que va en la dirección correcta», dijo De Guindos.
Los datos de Eurostat muestran la gran diversidad en los ingresos por impuestos de los países europeos respecto a su PIB.
Seis países obtienen menos del 30 % de su PIB mediante gravámenes (Lituania, Bulgaria, Letonia, Rumanía, Eslovaquia e Irlanda), y en el extremo opuesto, otros siete facturan más del 40 %, en concreto Dinamarca, Bélgica, Francia, Suecia, Finlandia, Italia y Austria.
Además, España era en 2012 el país de la Unión Europea con los impuestos al consumo de los hogares más bajos, con una tasa fiscal implícita del 14 %, que es el ratio entre los ingresos procedentes del consumo y el gasto final en consumo de los hogares.
Ésta tasa se situó en el 19,3 % en la zona euro y en el 19,9 % en toda la Unión Europea ese año.
Los países que más gravaron el consumo, según este medidor de Eurostat, fueron Dinamarca (30,9 %), Croacia (29,1 %) y Luxemburgo (28,9 %), mientras que España (14 %), Grecia (16,2 %) y Eslovaquia (16,7 %) se situaron en el extremo contrario.
Las grandes economías de la UE, como Alemania y el Reino Unido, presentaron un tasa implícita al consumo del 19,8 % y el 19 %, respectivamente, mientras que Italia aplicó una del 17,7 %.
En España, el 53 % de los ingresos por impuestos recaudados en 2012 procedieron de impuestos relacionados con el trabajo, frente al 55 % de 2011, mientras que el 26,5 % provenía de impuestos al consumo (26,8 %, en 2011) y 22,9 % al capital (20,9 %).
La UE aconsejó hoy en sus recomendaciones a España que desplazara la carga fiscal del trabajo hacia tributos menos distorsionadores, como los que gravan el consumo, incluido el IVA, el deterioro del medio ambiente (los combustibles por ejemplo) o los bienes inmuebles (IBI), así como rebajar las cotizaciones sociales y eliminar las deducciones en el impuesto de sociedades y el IRPF.
La reforma fiscal del Gobierno español incluye medidas como la reducción a 5 tramos del IRPF, la rebaja del impuesto de sociedades de forma general al 25 % y la no subida del IVA salvo para ciertos productos sanitarios.
Tanto De Guindos como el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, han indicado que los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona discutirán en julio el desplazamiento de la carga fiscal del trabajo hacia otros impuestos.