Los Reyes de España, don Felipe y doña Letizia, fueron recibidos este lunes con honores militares por el Rey de Marruecos, Mohamed VI y su esposa Lalla Salma, en la plaza de Méchouar, monumental explanada junto al Palacio Real de Rabat.
Minutos antes, el Rey Mohamed VI esperaba a los Reyes de España a pie de pista en el aeropuerto de la ciudad, junto a sus cuatro hermanos, el Príncipe Mulay Rachid y las princesas Mariam, Hasna y Asma.
Durante su traslado a la Plaza de Méchouar, los Reyes de España recibieron el cariño de cientos de ciudadanos que agolpaban en las calles, engalanadas con banderas de Marruecos y España.
Grupos de músicos con tambores llegados de poblaciones cercanas amenizaban la espera, en algunos casos de varias horas, mientras otras personas, muchas de ellas familias enteras, aguardaban pacientemente el paso de la comitiva oficial, bajo el fuerte calor reinante hoy en Rabat.
El traslado desde el aeropuerto, escoltados por la Guardia Real a caballo, se realizó en dos vehículos; en un coche viajaron los dos monarcas, Felipe VI y Mohamed VI, y en el otro la Reina Letizia y la Princesa Lalla Salma.
En la Plaza Méchouar, asistieron al acto el Gobierno marroquí en pleno, consejeros del Rey, y otras altas instituciones del Estado alauí, custodiados por un batallón de la Guardia Real, que ha rendido honores de jefe de Estado, con salvas de honor.
Tras pasar revista a las tropas, don Felipe y doña Letizia han saludo al presidente del Gobierno marroquí, Abdelilah Benkirán, a los ocho consejeros del Rey, y a los ministros del ejecutivo de Marruecos.
En el interior del Palacio, los dos monarcas mantendrán un encuentro privado, al que se incorporarán también las delegaciones oficiales de ambos países, encabezada en el caso de España por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.
Ya a la caída de la tarde, Mohamed VI ofrecerá a Felipe VI un «iftar», o desayuno de Ramadán, acto con el que los musulmanes rompen el ayuno que han guardado desde el alba hasta el ocaso, y al que están invitados unas 200 personas.
La visita de Felipe VI a Marruecos se produce en pleno Ramadán, algo inusual en el rígido protocolo de la Monarquía alauí, lo que es interpretado como un gesto de la mutua amistad entre ambas familias reales.