El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol ha afirmado hoy que nunca ha sido un «político corrupto», en una comparecencia en el Parlament en la que se ha limitado a justificar la herencia de su padre sin contestar a las preguntas de los grupos, a los que ha reprendido con tono airado por lanzar «intoxicaciones».
Pujol ha comparecido en la Comisión de Asuntos Institucionales del Parlament para dar explicaciones por los fondos que el pasado mes de julio confesó haber tenido ocultos en el extranjero durante más de treinta años y que atribuye a la herencia de su padre.
En su primera intervención, el fundador de CDC ha defendido que la existencia de dinero en el extranjero puede ser «criticada» pero esto no significa que su origen sea «ilícito» y, en este sentido, ha garantizado que esos fondos no han salido del «erario público».
En esta línea, ha aseverado que «nunca» ha cobrado dinero por sus decisiones o su gestión política más allá del sueldo de presidente de la Generalitat cuando ejercía el cargo.
El expresidente catalán ha cifrado en 140 millones de pesetas el importe que tenía el fondo en 1980, pero en todo momento se ha desvinculado de la administración de dicho dinero, un control que, según ha dicho, ejercieron primero dos amigos de su padre y luego uno de sus hijos.
Pujol ha explicado que se trata de un legado de su padre, Florenci Pujol, que, por temor de las consecuencias de su actividad política en la Transición, lo puso a nombre de su esposa, Marta Ferrusola, y sus hijos, y que él se desentendió de su gestión.
Ha remarcado además que quiso dedicarse a «hacer país": «Yo no decidí hacer política para ganar dinero; dinero ya tenía».
Los grupos de la oposición, que han considerado insuficientes las explicaciones de Pujol, le han reprochado que haya mantenido esos fondos ocultos y le han reclamado que diera más detalles sobre el caso Banca Catalana, los escándalos de corrupción vinculados con su etapa en el Gobierno o los procedimientos judiciales que afectan a sus hijos.
Pujol ha replicado con tono airado, reprendiendo a los diputados por hablar con «frivolidad» y lanzar «intoxicaciones» contra él, al tiempo que ha criticado que «se mezcle todo» para atacarle y perjudicar a Convergència, en referencia a las alusiones al proceso soberanista de la líder del PPC, Alicia Sánchez-Camacho: «Quieren impulsar la Cataluña independiente como único camino para la impunidad».
El expresidente catalán ha remarcado que se ha «desnudado ante la opinión pública» y que ha accedido a comparecer en el Parlament mientras otros dirigentes políticos no lo han hecho.
Además ha advertido: «Si vas segando la rama de un árbol al final cae la rama (...) caerán todas y habrá sido responsabilidad de todos los que han practicado este tipo de política».
Todos los grupos, incluido el de ERC, han coincidido en reprocharle que no haya respondido a las preguntas que le habían planteado. PPC y Ciutadans han llegado a acusarle de haber cometido delitos.
En el turno de réplica, la diputada de ERC Gemma Calvet -Oriol Junqueras ha sido el único líder ausente- se ha quejado de que, aunque su formación «le ha preguntado con el debido respeto», Pujol no ha respondido a sus preguntas.
Crítico también con la falta de respuestas, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha calificado de «vergonzoso» el «engaño» de Pujol sobre su fortuna oculta y ha reclamado que aclare si el origen proviene de una «oportuna venta» de acciones de Banca Catalana.
Más dura ha sido aún la líder del PPC, Alícia Sánchez-Camacho, al denunciar que el expresidente no ha explicado «si el 3 % lo autorizaba y otros lo cobraban», en alusión a comisiones por obra pública.
Desde ICV-EUiA, Joan Herrera le ha advertido de que «no puede priorizar la defensa legal a la defensa política».
Por parte de Ciutadans (C's), Albert Rivera ha reprochado al expresidente su «exceso de soberbia» y ha anunciado que enviará a la Fiscalía las declaraciones del expresident ante la Cámara «por si pueden servir para emprender acciones judiciales».
El diputado de la CUP David Fernández ha recriminado a Pujol «sus vínculos y relaciones» con el poder político y económico del Estado y le ha dicho que el proceso soberanista empezó y terminará sin él, tras lo cual ha abandonado la sala en señal de protesta.
En su intervención, el portavoz de CiU en el Parlament, Jordi Turull, ha criticado el «linchamiento público» al expresidente que a su juicio han hecho los grupos de la oposición, pero le ha censurado que tuviera fondos ocultos en el extranjero.
Gritos de «ladrón, ladrón»
El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol salió del Parlament entre gritos de 'ladrón' de los concentrados a la entrada, pero arropado por media docena de diputados de CDC, después de su comparecencia por ocultación de fondos en el extranjero sin regularizar.
Sin querer atender a los periodistas, salió del edificio pasadas las 18.40 acompañado del líder de CiU en el Parlament, Jordi Turull; el secretario general adjunto de la federación, Lluís Corominas; el 'número dos' de CDC, Josep Rull, y el coordinador de Régimen Interno y Comunicación de CDC, Francesc Sánchez, entre otros cargos.
Todos ellos ya habían salido junto a él de la sala en que se ha celebrado la comparecencia, donde varios diputados presentes se han acercado a saludarle, entre ellos, Celestino Corbacho (PSC) y Gemma Calvet (ERC).
Minutos más tarde, media docena de diputados de CiU han esperado a que Pujol bajase en ascensor, para acompañarle hasta el coche a las puertas de la Cámara, rodeado de una nube de periodistas y con fuertes medidas de seguridad.
Decenas de manifestantes han clamado a gritos y con silbidos contra el expresidente, que al llegar a la Cámara sí pudo eludirles porque entró sobre las 14.00 --dos horas antes de la comparecencia-- para reunirse y comer con la presidenta del Parlament, Núria De Gispert.