El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, asegura que si el presidente de la Generalitat, Artur Mas, convoca los comicios en Catalunya el 27 de septiembre, serán como los de cualquier otro lugar de España, y advierte de que no se debe engañar a los catalanes porque las elecciones plebiscitarias no existen.
Rajoy hace esta reflexión en una entrevista en la que recalca que el anuncio de Mas supone «la constatación y la evidencia del fracaso de una determinada política que sólo ha generado inestabilidad e incertidumbre en Catalunya a lo largo de estos años».
El presidente, que lamenta la sucesión de convocatorias electorales en pocos años en Catalunya y que considera que el anuncio del 27 de septiembre se ha hecho «por puro interés partidista», insiste en rechazar la consideración de plebiscitarias que pretenden otorgar CiU y ERC a esos comicios.
«Las elecciones serán unas elecciones como las que se celebran en cualquier lugar de España. Son unas elecciones al Parlamento de Catalunya y lo que se eligen son diputados al Parlamento de Catalunya», aclara Rajoy.
En ese sentido, insiste: «Eso de las elecciones plebiscitarias no existe, y, por tanto, no se debe engañar a la gente. Hay que decirle la verdad».
Es una opinión que reitera ante la posibilidad de que el Gobierno denuncie el planteamiento de esas elecciones como plebiscitarias, ya que señala que «no se puede hacer lo que no existe ni está previsto en la ley».
«Las elecciones son para elegir diputados y eso es lo que se va a elegir», argumenta el presidente del Gobierno, quien expone que cada partido presentará el programa electoral que considere oportuno y conveniente.
Rajoy rechaza que haya habido un avance del independentismo en Catalunya y considera que eso lo certifican las cifras del propio Gobierno catalán relativas a la participación en el «simulacro de referéndum» realizado el 9N, ya que ni el 30 por ciento del censo votó a favor de la independencia.
«El cambio sustancial que se ha producido es que CiU, o al menos Artur Mas, se ha hecho independentista. Pero la gran mayoría de los ciudadanos de Catalunya no son independentistas», asegura antes de recalcar: «Y, desde luego, en Catalunya hay muchísimos más catalanes que independentistas».
Ante las opiniones de que el Estado debería tener una mayor presencia en Catalunya trasladando allí, por ejemplo, algunas instituciones, asegura que en la actualidad hay una presencia muy notoria.
Recuerda que, cuando llegó a la jefatura del Ejecutivo, la Generalitat y otras instituciones en otros lugares de España no podían pagar a sus proveedores y no podían atender a sus vencimientos en los mercados.
Frente a ello, resalta que la presencia del Estado en Catalunya sirvió para que esos proveedores pudieran cobrar, se atendiera el déficit público de la Generalitat y se pagaran los servicios públicos fundamentales.
«Ahí quedó claro lo que es un Estado nacional y solidario con todos sus ciudadanos, no con sus territorios, porque los derechos y la solidaridad se predica de las personas, no de las hectáreas ni de las carreteras», añade.
Ante la posibilidad de que su Gobierno u otros anteriores hayan cometido errores en relación con Catalunya, asegura que todo el mundo los comete y no hay nadie que no se equivoque en política o en cualquier otra faceta de la vida.
«Pero creo que este Gobierno de España y los anteriores -explica-, independientemente de cual fuera su ideología, han estado siempre pendientes de resolver los problemas de la gente, primera obligación de un gobernante, y velar por el cumplimiento de la ley».
Rajoy rechaza con un no tajante la posibilidad de que la denominada deriva independentista se pudiera amortiguar en parte con un pacto fiscal, y argumenta que los modelos de financiación autonómica en España siempre se han hecho de la misma manera, pactado entre todos, las comunidades y el Gobierno de la nación.