El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha erigido este domingo a su partido como la única «alternativa» ante la «irresponsabilidad» de PP y Podemos, que buscan «importar las elecciones griegas a España», y ha acusado a Mariano Rajoy de ser «el presidente del fraude» y de «fracturar» el país.
En un acto junto al líder del PSC, Miquel Iceta, Sánchez ha cargado duramente contra el jefe del Ejecutivo, al que ve «asediado por la corrupción», pero también ha lanzado críticas contundentes contra el líder de Podemos, Pablo Iglesias, «un personaje político que miente más que habla» y que «está dispuesto a que gobierne la derecha antes que el PSOE».
Ha acusado así a ambos dirigentes de «irresponsables» por «estar importando las elecciones griegas a España": «Con todo el respeto a los griegos, España no es Grecia. Y lo mejor que se puede hacer para ayudar al pueblo griego es ofrecer propuestas, como hace el PSOE, y no quedarse en un mero mitin, como han hecho Rajoy e Iglesias».
Frente a ellos, ha defendido que el PSOE es la única «alternativa al PP» desde la izquierda y ha dejado claro que «a ganas de ganar no le gana nadie», con el reto de convertirse en «la primera fuerza política» del país a partir de las elecciones municipales.
«Dejemos de lamentarnos por los votos que perdimos y empecemos a pensar en los votos que vamos a ganar si somos fieles a los ideales y valores del PSOE», ha expresado.
En una asamblea abierta de más de una hora y media ante unas 500 personas, donde además de su intervención inicial ha respondido a preguntas de muchos asistentes, el líder socialista ha lamentado que haya «mucha mentira en la política española y catalana».
Pero ha querido recalcar que es el jefe del Ejecutivo «quien se lleva la palma» e incluso le ha calificado de «presidente del fraude», ya que a pesar de que el PP «va de estabilizador, al final son ellos los que están desestabilizando el país».
A su juicio, «con sus recortes en derechos están fracturando a España socialmente», como también «económicamente» a través de la reforma laboral, o «territorialmente» con su «incapacidad para poder resolver la crisis en Cataluña».
Pero especialmente contundente se ha mostrado con los casos de corrupción vinculados al PP, que están «fracturando la confianza necesaria» entre ciudadanos y sus instituciones: «España no se merece un presidente asediado por la corrupción. Y exigimos no solo explicaciones, sino también responsabilidades políticas, al PP».
Pero Sánchez ha dirigido también sus reproches hacia Pablo Iglesias, un «personaje político que miente más que habla» y que ahora «calla y reniega» de algunas de sus propuestas de hace meses.
«Más que Podemos, deberíamos llamarle 'no sabemos'. Por no saber, no saben ni qué hacer con la Semana Santa», ha ironizado Sánchez, recordando que el PSOE «sí hará que España sea por fin un estado laico» y, sobre los reproches por el pacto PP-PSOE de lucha contra el terrorismo yihadista, ha dicho que el PSOE «siempre va a acordar con el resto de fuerzas defender la libertad de los españoles».
Pero en su primera visita a Cataluña desde que el president Artur Mas anunciara que anticipará elecciones en septiembre, Sánchez ha reivindicado la Cataluña «real, la de verdad, de la convivencia y la concordia», frente a las «mentiras» de Mas y Oriol Junqueras (ERC).
Les ha acusado así de «mentir» porque «solo gobiernan para los independentistas» o cuando «dicen que quieren construir una patria, y lo que vemos es que se llevan su patrimonio a Suiza y Andorra».
«No hay ningún gobierno con derecho a romper con la legalidad y exigir al pueblo a elegir entre la identidad catalana y española», ha señalado Sánchez, que ha agradecido al PSC que «no haya bajado nunca los brazos y mantenido en pie la bandera de la concordia y sean el único partido en Cataluña que apuesta por un nuevo acuerdo».
En este sentido, el líder del PSC, Miquel Iceta, ha aprovechado una de las intervenciones de un minuto en la asamblea para avisar de que su partido «impedirá» que los partidos independentistas «secuestren» Cataluña, la «fracturen del resto de España» y «dividan» a los catalanes.
«Estoy hasta las narices de las estructuras de Estado. Que no nos hablen de estructuras de estado mientras hay ciudadanos que mueren en Tarragona por un infarto, porque no se les puede atender. ¡Basta!», ha concluido.