España tiene activado desde el 26 de junio de 2015 el Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA) en grado 4, lo que supone un «riesgo alto» de atentado en territorio nacional.
La mesa de valoración de la amenaza terrorista decidió entonces elevar el nivel de alerta tras escuchar el informe de los expertos que aconsejaba ese incremento después de los ataques de ese día en Túnez, Kuwait, Francia y Somalia.
En noviembre, tras los atentados de París, la seguridad se intensificó con el reforzamiento de la vigilancia de determinados puntos estratégicos o de gran afluencia de personas, pero sin elevar el nivel general de alerta.
El nivel 4 supone la movilización total de los agentes de la lucha antiterrorista, que extreman la vigilancia sobre las personas sospechosas, así como el refuerzo y protección de infraestructuras críticas como centrales nucleares o grandes nudos de comunicación, entre ellos aeropuertos y estaciones de tren.
En general, este nivel de alerta implica una mayor presencia de las fuerzas de seguridad en las calles, sobre todo en los puntos de gran afluencia de personas, y un preaviso a las Fuerzas Armadas para que intensifiquen la seguridad en sus instalaciones y estén preparadas para reforzar a Policía y Guardia Civil, en caso de ser requeridas.
La activación del Nivel 5, el máximo previsto, está reservada, según los expertos, a casos de atentados inminentes en territorio nacional y en la práctica solo implica como diferencia con el nivel previo, la presencia de militares en las infraestructuras críticas, nudos de comunicación y lugares de gran acumulación de personas.
El actual Plan de Prevención y Protección Antiterrorista estructurado en cinco niveles data de mayo de 2015, cuando el Ministerio del Interior decidió actualizarlo para reforzar la capacidad de respuesta ante los nuevos riesgos derivados de la amenaza terrorista.
Los niveles de alerta fueron introducidos en España por primera vez por el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista de 9 de marzo de 2005 como consecuencia de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
Ese primer plan establecía 3 niveles y fue revisado en 2009 con la introducción de una escala de 4 niveles, con dos intensidades en cada uno de ellos, que fue sustituido en 2015 por el actual.
España estuvo en nivel máximo de alerta (entonces nivel 3) en julio de 2005 tras los atentados de Londres, y en febrero de 2008, por las elecciones generales.
Con el sistema de cuatro niveles introducido en 2009 nunca se ha estado en el grado máximo de alerta, pero si se activó el de riesgo alto de atentado durante los actos de proclamación de Felipe VI -junio de 2014- y tras el ataque en enero de 2015 al semanario «Charlie Hebdo».
La activación de cada uno de los niveles es competencia del ministro del Interior, una vez oídos los informes de los expertos de los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad, tanto Policía y Guardia Civil, como Mossos d'Esquadra y Ertzaintza.
Los criterios para activar uno u otro nivel dependen, según Interior, de la valoración de la amenaza «en función de la intención, la capacidad y la probabilidad de comisión de un atentado terrorista», así como de la vulnerabilidad de los potenciales objetivos de ataque y su posible impacto o repercusión.