El independentismo volverá a controlar la Mesa del Parlament en la XII legislatura, que ha empezado a caminar este miércoles con la constitución de la Cámara y con la elección de Roger Torrent (ERC) como presidente de la institución.
La Mesa queda compuesta por cuatro independentistas: Torrent; el vicepresidente primero, Josep Costa (JuntsxCat); el secretario primero, Eugeni Campdepadrós (JuntsxCat), y la secretaria cuarta, Alba Vergés (ERC), mientras que habrá tres no independentistas: el vicepresidente segundo, José María Espejo-Saavedra (Cs); el secretario segundo, David Pérez (PSC), y el tercero, Joan García (Cs).
La Mesa es el órgano director del Parlament y su control da mucho poder al ordenar los debates de la legislatura: en el mandato anterior, por ejemplo, fue decisiva para de permitir debates y votaciones que había prohibido previamente el Tribunal Constitucional (TC).
Torrent ha debutado con un discurso compatibilizando la crítica al artículo 155 y al Estado por la situación de los ocho encausados soberanistas, con apelaciones al "entendimiento, el diálogo y a la convivencia" de todos los grupos.
Ha defendido que en la Cámara debe hablarse "de todo" sin rehuir ningún debate, en clara alusión a los temas sobre la independencia, pero no ha empleado términos como 'presos políticos', 'exilio' y 'República'.
Hace poco más de dos años, cuando Carme Forcadell accedió a la Presidencia, concluyó su primer discurso ante la Cámara con un "¡Viva la república catalana!", y este miércoles él ha optado por "¡Viva la democracia y viva Cataluña!".
El discurso ha suscitado reacciones no previstas: la CUP le ha afeado no aludir al referéndum del 1-O ni a la declaración de la República, y el PP se ha felicitado por el "tono conciliador" de parte de sus palabras.
VOTO DELEGADO
El punto conflictivo que presentaba el pleno era si los independentistas pedían que sus ocho diputados encausados --tres en la cárcel y cinco en Bélgica-- delegaban el voto en diputados de sus grupos que sí estaban en el hemiciclo.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, había advertido de que impugnaría ante el Tribunal Constitucional si se pedía el voto delegado para los que están en Bélgica, y que estudiaría si hacerlo si se pedía para los tres que están en la cárcel.
JuntsxCat y ERC han pedido la delegación del voto para los que están en la cárcel, no para los que están en Bélgica, lo que ha evitado iniciar la legislatura con una primera confrontación directa con el Gobierno central.
Después de saberse la decisión de JuntsxCat y ERC, fuentes de la Moncloa han explicado que el Gobierno no prevé recurrir la delegación de voto de los tres encarcelados, confirmando así que la legislatura en Catalunya no empieza con un nuevo conflicto.
La decisión de no pedir la delegación del voto para los cinco encausados de Bélgica ha supuesto elegir la Mesa sin el voto de Carles Puigdemont --que hasta la fecha ha defendido que él puede ejercer de presidente de la Generalitat sin tener que regresar de Bélgica--.
EMPIEZAN 10 DÍAS HÁBILES
La primera misión de Torrent es precisamente abrir una ronda de contactos con los grupos para luego proponer un candidato a presidente de la Generalitat, y tiene 10 días hábiles para hacerlo, por lo que el pleno de investidura no puede ir más allá del 31 de enero.
JuntsxCat quiere investir a Puigdemont a distancia y esto plantea un doble conflicto: entre soberanistas, ya que ERC no ve claro el movimiento y aún no ha dado su aval; y con el Estado, ya que Rajoy dijo que mantendría el 155 si se investía de nuevo a Puigdemont desde Bélgica.
JuntsxCat y ERC anunciaron este martes una acuerdo para que el candidato propuesto sea Puigdemont, pero los republicanos han aclarado que esto aún no supone el aval definitivo para que sea investido a distancia, por lo que las negociaciones se intensificarán.
ERNEST MARAGALL, CRITICADO
El diputado de ERC Ernest Maragall ha sido el encargado de dirigir el primer pleno por ser el diputado de más edad y porque Torrent aún no había sido elegido, y ha hecho un discurso crítico con el Estado acusándole de querer "castigar y humillar" a Cataluña.
Sus palabras han sido aplaudidas por la bancada independentista pero criticadas por partidos como Cs y el PSC; la líder de los primeros, Inés Arrimadas, le ha acusado de aprovechar su cargo circunstancial para hacer "un mitin de ERC"; y Eva Granados (PSC) ha tachado de sectario su discurso.