La compañía automovilística Renault ha anunciado que su nuevo plan de ahorro de costes no contempla la reducción de su producción en sus fábricas españolas (Valladolid, Palencia y Sevilla) y tampoco el cierre de ninguna de sus factorías ubicas en territorio nacional. Así lo han señalado el presidente de Renault, Jean-Dominique Senard, y la consejera delegada interina de la compañía, Clotilde Delbos, en una rueda de prensa 'online' para presentar este nuevo plan con el que la empresa pretende reducir sus costes en 2.150 millones de euros hasta 2023.
El objetivo de este programa hasta 2023, que tendrá un coste de unos 1.200 millones de euros, es devolver la competitividad a la compañía y garantizar su desarrollo a largo plazo en el marco de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi.
En España, la marca francesa cuenta con cuatro factorías que emplean a unas 11.000 personas. Dos de ellas se dedican a la producción vehículos, situadas en Valladolid y Palencia, una a motores, en Valladolid, mientras que su planta de Sevilla ensambla cajas de cambios. Según las últimas informaciones, todas ellas se mantendrían activas.
Así, Senard ha descartado que estas instalaciones sufran algún recorte de su capacidad productiva, a pesar de que la compañía tiene previsto una reorganización de su estructura industrial, de forma que para 2024 su capacidad de producción mundial anual se sitúe en 3,3 millones de vehículos, en comparación con los 4 millones de 2019, lo que supone una bajada de casi el 18%.
Para lograr estos objetivos, la compañía tendrá que hacer ajustes de plantilla que afectarán a casi 4.600 personas en Francia hasta 2023, que se sumarán a los cerca de 10.000 empleos que se recortarán en todo el mundo. Estas medidas se llevarán a cabo a través de reconversión de puestos de trabajo, movilidad interna y salidas voluntarias.
Renault anuncia su nuevo plan un día después de que Nissan anunciase el cierre de su centro de producción de Barcelona, el cual afectará a unos 3.000 empleos directos.
Preguntado sobre este hecho, Senard ha asegurado que no afectará a la producción del 'pick-up' Alaskan de la marca Renault que Nissan ensamblaba en la ciudad condal, ya que ya se fabrica en la actualidad en una planta ubicada en el norte Francia.
SIN CIERRES DE FÁBRICAS
Aún así, Renault pretende reorganizar su producción sin que esto suponga ningún cierre de fábricas. Para ello, paralizará todos sus planes de aumento de capacidad productiva, como los previstos en Marruecos y Rumanía, y estudiará su realidad industrial en Rusia y realizará un estudio de la racionalización de la fabricación de cajas de velocidades en todo el mundo.
De esta manera, Renault venderá a Dongfeng Motor la participación que mantiene en la 'joint venture' Dongfeng Renault Automotive Company en China y pondrá fin a la comercialización de vehículos bajo su marca en China.
En cuanto a Francia, la multinacional automovilística iniciará un proceso de consultas para la creación desde las plantas de Douai y Maubeuge de un centro de excelencia optimizado para vehículos comerciales eléctricos y ligeros en el norte de Francia.
También se plantea la reconversión de la instalación de Dieppe al final de la producción del modelo Alpine A110 y en Flins creará un «ecosistema de economía circular», que contempla la transferencia de actividades de Choisy-le-Roi. También hará una revisión estratégica de sus operaciones de fundición en Bretaña.
Todo ello en la semana en la que el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció ayudas por valor de 8.000 millones de euros a los fabricantes automovilísticos galos, después de que estos se comprometiesen a reubicar la producción de «valor añadido» en Francia y a «consolidar y mantener» toda la producción industrial actual en las plantas francesas.
El anuncio de los planes de Renault llega días después de que el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, lamentase la grave situación que vive la compañía automovilística debido a la crisis del coronavirus y llegase a asegurar que «se juega la supervivencia» y «puede desaparecer».