El Ministerio de Sanidad recomienda retrasar la vacunación a los menores de 55 años que ya hayan sufrido el contagio de la COVID-19, tanto con síntomas como sin ellos. Y así, entiende que deberían pasar seis meses a partir de la fecha del diagnóstico antes de suministrar el fármaco
Así se recoge en la actualización del Plan de Vacunación con fecha del 21 de enero.
En esta misma línea se han manifestado las sociedades españolas de Medicina de Emergencias (SEMES), Medicina Intensiva, Critica y Unidades Coronarias (SEMICUC), Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR) e Inmunología (SEI).
En un comunicado hecho público este miércoles, instan a «priorizar la vacunación y avanzar a la mayor velocidad posible, optimizando cada dosis recibida para asegurar que llegue a los ciudadanos que más la necesitan». «No podemos utilizar en este primer momento las escasas dosis de vacuna disponibles en población que ya tiene inmunidad al haber pasado la enfermedad», señalan.
En este sentido, indican que «la inmunidad persiste más allá de los 8 meses tras la infección y posiblemente la inmunidad celular persiste más allá de ese tiempo». «Esta evidencia concuerda con las mayores reacciones postvacunales que se han visto en individuos que ya habían pasado la enfermedad. Por este motivo, coincidimos en que es imperioso modificar la estrategia vacunal de forma urgente para retrasar la vacunación de este grupo de personas que ya han pasado la enfermedad», reivindican.
Las cuatro sociedades científicas apuntan que esta inmunidad podría ser demostrada mediante prueba PCR positiva en algún momento previo a la vacunación; pruebas de antígeno positiva en algún momento previo a la vacunación; y personas que refieran haber tenido clínica compatible con COVID-19 tras realizárseles una prueba de serológica de anticuerpos que resultase positiva para IgG.
«En este grupo de población, que según los estudios de seroprevalencia nacional, podría representar entre un 10-15 por ciento, aconsejamos que la vacunación sea diferida, incluso si ya se les ha puesto la primera dosis de la vacuna, ya que entendemos que la inmunidad celular y/o humoral persiste en estos individuos y debe priorizarse la vacunación de individuos que no hayan tenido contacto con el SARS-CoV-2», argumentan.
De la misma forma, también aconsejan la realización de pruebas serológicas de la mayor especificidad posible antes de la vacunación, retrasando la vacunación de todos aquellos en los que aparecen títulos de inmunoglobulinas IgG positivas.