En una era en la que envejecer con gracia se ha convertido en un punto focal de investigación médica y científica, una forma particular de comer emerge como la receta definitiva: la dieta atlántica. Con muchas similitudes con la aclamada dieta mediterránea, introduce mayores cantidades de pescado y otros hábitos saludables de climas más frescos, según recoge Telva.
La dieta predominante en España, conocida como la dieta mediterránea, ha sido elogiada y estudiada como una de las mejores del mundo, permitiendo una vida larga mientras protege la salud cardiovascular. Sin embargo, el problema principal es que la dieta mediterránea ha sido distorsionada y muchas personas creen que están comiendo bien cuando, en realidad, no lo están.
Los 5 hábitos para seguir la dieta atlántica
Ciertamente, la dieta juega un papel fundamental, pero otros hábitos han llevado a los gallegos (particularmente a las mujeres) a convertirse en los individuos más longevos de España (83,4 años, con las mujeres alcanzando los 86). Entre las cinco primeras posiciones también se encuentran cántabros, navarros y vascos (bañados por el mar Cantábrico pero cuya dieta es muy similar a la de Galicia).
¿Existe un estilo de vida nórdico (válido tanto en el norte de España como en otros países del norte de Europa) que contribuya a una mayor esperanza de vida? Parece que sí, y tendría estas características, como se explica en el perspicaz microdocumental "La Receta Gallega".
1. Actividad física diaria: En aldeas y caseríos del norte, trabajar en el huerto o cuidar animales a diario sigue siendo una práctica común, lo que implica una obligación diaria de ejercicio. En las ciudades más grandes de estas comunidades, este no es el caso. Sin embargo, las distancias más cortas que en las ciudades más grandes permiten llegar a la mayoría de los lugares a pie.
2. Vida social, el antídoto para las enfermedades neurodegenerativas: Conversar con vecinos, un ritmo de vida más lento, un menor uso de dispositivos electrónicos y una mayor colaboración comunitaria sirven como un antídoto significativo contra la soledad, un importante desencadenante de la demencia senil.
3. El frío es bueno para la salud: La exposición controlada al frío aporta muchos beneficios al cuerpo y a la mente. Debido a nuestra constante búsqueda de un ambiente cómodo, en la vida urbana hemos desactivado muchas funciones corporales esenciales que el frío podría reactivar.
4. Más sueño y menos estrés: Además, un estilo de vida sencillo, más en sintonía con los ritmos naturales, promueve acostarse temprano y dormir más. En última instancia, respeta los ritmos circadianos del cuerpo programados para dormir con la retirada de la luz solar y despertarse al amanecer.
Así, como confirma el mapa en la imagen de arriba, preparado por la Fundación Matrix, la península del noroeste es el triángulo de oro de la longevidad española.
¿Qué productos son comunes en la dieta atlántica?
La dieta atlántica destaca por el pescado y marisco, las verduras y hortalizas, pero también incluye carbohidratos, lácteos, aceite de oliva y un consumo más moderado de carne. Como su 'hermana' mediterránea, favorece la prevención de enfermedades cardíacas, pero la mayor presencia de pescado la convierte en una valiosa fuente de Omega-3, un protector para el cerebro contra enfermedades neurodegenerativas. En un momento en que el Alzheimer se ha convertido en una epidemia (se estima que si no hay nuevos descubrimientos para 2050, 135,5 millones de personas sufrirán esta enfermedad), es crucial cuidar un estilo de vida que proteja el cerebro desde adentro.
Diferencias entre la dieta atlántica y la mediterránea
La dieta mediterránea ha sido distorsionada, "la mayoría de los jóvenes no la siguen, la dieta mediterránea no se trata de comer ensaladas, como algunos interpretan. El principal problema es que hoy en día cocinar es menos común y eso tiene consecuencias. Por otro lado, creen que comer ensaladas durante muchos días les permite darse el gusto de comer golosinas llenas de grasas saturadas, colesterol, azúcar y sal", explica la Dra. Irene Bretón, endocrinóloga en HM Hospitales y en la Unidad de Obesidad del Hospital Gregorio Marañón. Esta experta también explica que mientras el azúcar ha sido demonizado, la sal ha salido bien librada: "Hay un consumo excesivo de sal, de la que se habla poco pero influye mucho en la hipertensión. La mayoría de los aperitivos, snacks y picoteos en reuniones sociales tienen un exceso de sal".
Pero, sobre todo, explica la doctora, lo que anula cualquier beneficio de una buena dieta, ya sea mediterránea o atlántica, es el sedentarismo. Hay muchos factores que explican la obesidad, incluso discusiones sobre el aumento de la temperatura ambiente, la falta de sueño, el estrés... "Pero el factor fundamental es pasar la mayor parte del día sentado. Hoy en día, todos, incluso los niños, están inscritos en actividades, pero luego el resto del día, no nos movemos", explica Bretón.
Si no puedes mudarte a un pueblo gallego, algo que muchos sueñan, al menos visita el mercado de pescado tres veces por semana y baja del autobús un par de paradas antes y camina al menos diez minutos.