El día de Acción de Gracias transcurrió de forma accidentada para dos agentes de policía de Ohio, que pararon a un coche en un control rutinario y la cosa se complicó, hasta tal punto que uno de ellos recibió una descarga eléctrica de una pistola taser.
Al identificar al individuo del vehículo se percataron de que tenía una orden de detención por un presunto caso de violencia doméstica. Por ello le pidieron que saliera del coche, pero el hombre no se mostró para nada colaborador.
Los acontecimientos se precipitaron y acabaron arrastrándolo por el suelo, cuando para reducirlo uno de ellos decide usar su pistola taser, con tan mala suerte que es su compañero el que sale damnificado.