Màrius Soler, un padre de familia de Barcelona con tres hijos, recibió un duro mazazo al conocer que sufría un cáncer de mama en el grado más avanzado del estadio metastático. Según publica 'La Vanguardia' el paciente es un optimista empedernido, y un tratamiento revolucionario le ha devuelto la amplia sonrisa que solía mostrar.
En cuestión de pocos meses pasó de «estar desahuciado, con una expectativa de vida de tres años, a ver la salvación».
La culpa la tienen los avances de la investigación, su coraje y la labor de los médicos, aunque todos saben que no ha sido un camino nada fácil. «He entrado tres veces a quirófano despidiéndome de mi mujer. No sabía si saldría, y si lo hacía, desconocía en qué situación lo haría».
Sentía mucho dolor y los especialistas decidieron optar por una vía alternativa que el Clínic de Barcelona, junto con otros centros, utilizan para tumores de este tipo, aunque hasta el momento solo se había probado en mujeres. Se la jugaron y salió bien. En cuestión de días el bulto del pecho se redujo de forma considerable. Poco después le hicieron un TAC con contraste y las noticias fueron inmejorables: el mal remitía en todo el cuerpo.
Para los oncólogos lo realmente milagroso es la velocidad con la que el fármaco ha 'limpiado' el cuerpo del paciente de células tumorales. No obstante hay que ser consciente de que, en ocasiones, las células aprenden cómo ignorar los efectos del medicamento y se producen recaídas.
Sin embargo, más allá de esta cuestión, Màrius se encuentra inmerso en difundir su historia, pues su experiencia puede servir a dar visibilidad a un tema sanitario, el del cáncer de mama masculino, bastante desconocido por el gran público.