Después de meses en casa, cuando llegó el momento de volver a salir a las calles los ciudadanos retomaron con brío los placeres que hasta hace unos meses eran cotidianos, y uno de ellos se llevó la palma: las terrazas, que se han convertido en un bien muy preciado y casi casi en un lugar de peregrinación.
Sin embargo, este sitio de culto no se enfrenta solo a las complicaciones derivadas de la crisis sanitaria. En algunas ocasiones, el problema que conllevan las terrazas es que al estar en calles residenciales el ruido que en ellas se produce molesta a los vecinos, con las consiguientes quejas.
Una terraza del zaragozano espacio gastronómico del Mercado Central parece haber dado con una innovadora y tecnológica solución ante este inconveniente: semáforos que miden el ruido ambiente y, si es aceptable, se bonifica con un descuento a los clientes.
Si está en verde es que prácticamente no hay molestia para los vecinos y se aplica una reducción del 20% en las consumiciones. En ámbar se hace un 10% de descuento y en rojo el precio es el normal.
«Después de dos semanas de pruebas, este semáforo de control sonoro está ya en activo todos los días a partir de las 22:00 horas y ha sido muy bien acogido por los vecinos y clientes», dicen los responsables de Rombo Zentral, el establecimiento que ha puesto en marcha por iniciativa propia este sistema para ser más respetuosos con el barrio.
Rombo Zentral cuenta con puestos gastronómicos en el interior del mercado y recientemente ha renovado su propuesta gastronómica a manos del premiado chef Toño Rodríguez. Este semáforo se suma otras innovadoras soluciones «para una experiencia segura y diferente», como dispensadores de gel hidroalcohólico con pedal -sin necesidad de prensar con las manos- o un sistema único de higienización de mesas y sillas por nebulización, diseñado y producido por los propios responsables de local.