Los diferentes trazados y carreteras tienen requisitos de circulación diversos que es necesario conocer si no se quiere poner en riesgo la seguridad vial. Conducir con precaución y respetando tanto las señales como los carriles es una actitud básica para no poner en peligro a los demás ni a nosotros mismos.
Por eso, en construcciones en las que el tráfico puede complicarse ligeramente como las rotondas y glorietas, es necesario respetar los carriles, posicionarse desde el principio en el trazado que nos interese para tomar la salida adecuada y no cambiar la trayectoria de manera brusca cruzando delante de otros vehículos. La facilidad de sufrir un choque o incidente es más elevada.
Y aunque cómo entrar y salir de una rotonda es algo que se explica en las clases prácticas de la autoescuela, la Dirección General de Tráfico ha alertado de otro tipo de glorieta que puede complicar más las cosas, ya que su funcionamiento es completamente distinto.
Se llaman turboglorietas y son plazas circulares que distribuyen el tráfico de manera ordenada guiando las entradas y las salidas de los vehículos. En estas rotondas la parte central no es circular si no que está diseñada en espiral para facilitar la circulación.
Por cada entrada hay dos carriles: el exterior (a la derecha) será la vía que hay que elegir en caso de querer salir en la primera o en la segunda salida. El carril interno (el de la izquierda) es el que habrá que recorrer para continuar y poder salir en la tercera salida o hacer un cambio de sentido.
Además, para evitar cruces, choques o cambios de carril bruscos en el último momento, estas turboglorietas están diseñadas con líneas continuas, por lo que habrá que seleccionar desde el principio el carril que nos sirva para circular.