¿Inmerso en el proceso de redacción del TFG? Para muchos alumnos de grado el Trabajo Final de Grado se plantea como una barrera para conseguir la titulación por la que han trabajado durante años. Mantener una actitud práctica, confiar en nuestras capacidades o reaccionar a tiempo y hacer un encargo de alguna de sus partes son cosas tan importantes para entregarlo a tiempo como evitar caer en errores de bulto. Estos son los más habituales.
1. Elegir el tema
Muchos TFG parecen condenados desde que se proponen debido a una mala elección del tema: demasiado generales, muy específicos, imposibles de realizar en el tiempo asignado o por depender de una herramientas o fuentes inaccesibles para un estudiante de grado.
¿Cómo elegir el tema del TFG? Con inteligencia. La mayoría de las investigaciones académicas terminan por modificar su título para adecuarse a los resultados finales obtenidos. Es exactamente lo mismo que se hace con los objetivos del trabajo: por eso se redactan en último lugar.
Ante la duda y siempre que sea posible escoge un título específico pero abierto. Antes de presentarle puedes añadirle un subtítulo para precisar cuál es la aportación exacta del trabajo. Así podrás ser flexible respecto a la orientación y punto de vista del trabajo, a medida que veas qué es más interesante o tiene más posibilidades de ofrecer un TFG interesante.
2. Redactar un trabajo académico
La mayoría de alumnos de grado no han llegado nunca a redactar un auténtico trabajo académico: el TFG suele ser el primero. Si también es tu caso, necesitarás «perder el tiempo» asimilando:
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Cuáles son las partes de un trabajo académico y qué proporción del texto total tienen que abarcar
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Cómo funciona el sistema de referencias que tienes que utilizar
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En qué orden se escribe y se lee un trabajo académico
Siempre es interesante poder contar con alguien externo a la hora de «cazar erratas», faltas de ortografía, errores de estilo… antes de entregar la versión final del texto. Tu propia autocorrección y la de tu tutor serán las otras dos revisiones imprescindibles.
3. Contar (o no) con la ayuda del tutor
Optimiza el tiempo que pasas en tutoría y planifica muy bien las visitas al despacho del profesor o profesores que te han asignado. En primer lugar, hay que ser realistas: los tutores están obligados a contar con un número de trabajos asignados para cumplir con los créditos que establece su contrato.
Es posible que te encuentres con un tutor entusiasmado y que se vuelque en ayudarte y proponerte opciones… pero también puede ser que limite al mínimo las tutorías o simplemente ni responda a tus e-mails. Sea cual sea el caso, muéstrate siempre profesional y respetuoso, prepara vuestros encuentros y hazle preguntas y peticiones claras y coherentes, que realmente te ayuden a avanzar en la redacción del TFG.
4. Compaginar la redacción del TFG con el resto de tu vida
Algunos alumnos planifican la matriculación para conseguir tiempo extra en el momento en que realizan el TFG, anticipando otras asignaturas en años anteriores o incluso retrasando la presentación del Trabajo Final de Grado. Para muchos, el TFG se convierte en una especie de presentación para su futura carrera laboral y en consecuencia las expectativas se disparan.
Hacer un buen TFG es muy gratificante a nivel personal y académico, pero no deja de tratarse de una asignatura más a superar. Por eso hay que ser práctico: si te planteas el TFG como un verdadero plan de empresa, el anticipo a tu futura tesis doctoral o una oportunidad para crear la programación con la que presentarte a las oposiciones, bien por ti. Pero que no cunda el pánico. Siempre tendrás tiempo para mejorarlo una vez aprobado.