Con la llegada del buen tiempo aumentan las ganas de beber un refresco fresquito bajo el sol. Lata, cristal o plástico son los tipos de envases que solemos encontrar en la mayoría de este tipo de bebidas. Sin embargo, algunas personas aseguran que el sabor es distinto dependiendo del recipiente en el que se consume. Ante esta afirmación, las compañías de refrescos manifiestan que la receta de sus bebidas no cambia según la forma en que se envasan, lo que cambia es el material del paquete, y eso puede alterar el gusto.
Por orden de preferencias, los envases en los que guardar los refrescos son, primero la botella o botellín de vidrio, seguido de la lata de aluminio, y por último, la botella de plástico. En este sentido, el plástico es mucho más permeable al CO2 que el vidrio y el aluminio, lo que significa que el dióxido de carbono, o efervescencia, se escapará de una botella de plástico mucho más rápido que una botella de cristal o una lata. Otra de las razones que explican que la botella de plástico es la peor manera de conservar los refrescos, es porque tienen un revestimiento de acetaldehído que está diseñado para detener las interacciones, pero también se transfiere al sabor de la bebida.
La lata de aluminio se sitúa en segundo lugar porque contiene polímeros en su interior, los cuales alteran el sabor de la bebida, ya que estos polímeros absorben el sabor azucarado. Por este motivo, los refrescos en vidrio, son la mejor opción, ya que permanecen frescos por más tiempo porque es mucho más difícil que el CO2 se escape a través de ellos. En este caso, la botella de cristal es el envase que menos altera el sabor y la manera más auténtica para disfrutar de este tipo de refrescos.